El bucle eficiente para la toma de decisiones en el ámbito público - privado podría estar compuesto, sin ser excluyente, de los siguientes pasos:
- Escuchar.
- Debatir.
- Detectar necesidades.
- Concepción de Idea.
- Análisis de necesidades.
- Capacidad de desarrollo.
- Escuchar.
- Promesa.
- Negociación de apoyos.
- Búsqueda de financiación propia y ajena.
- Contratación de equipo de recursos humanos capacitados.
- Dotación presupuestaria.
- Transparencia.
- Resiliencia.
- Ejecución.
- Escuchar.
- Distribución.
- Cumplimiento.
- Evaluación de efectos.
- Escuchar.
- Análisis de resultados.
- Comparar datos iniciales y finales.
- Previsión de durabilidad en el tiempo.
- Análisis de desarrollo de la acción.
- Escuchar.
- Detección de nuevas necesidades.
Cada paso tiene su tiempo, y no se puede adelantar o atrasar. Lo que sí se puede es acelerar con garantías de eficiencia.
Los puntos de unión de todas estas premisas son escuchar y evaluar. No lo sabemos todo y si no escuchamos no tardaremos mucho tiempo en intentar imponer nuestras ideas, incluso las inapropiadas.
Cada plan, a su vez, debe tener varios puntos de evaluación intermedios, en la ejecución final y a lo largo del tiempo de la vida útil del bien o el servicio.
Todos ello bajo el paraguas de la voluntad de servicio y de buscar soluciones globales que sirvan a cada ciudadano, cada empresa, cada familia.
Aceptar las criticas, como obstáculos que hay que salvar y no tomarse nada como personal, ayuda en el camino.