Al largo y complejo desafío de la pandemia, La Palma y los palmeros han respondido, y responden, bien. Ahí están los datos que puntualmente ofrecen la gerente de Servicios Sanitarios, Mercedes Coello, y el director del Área de Salud, Kilian Sánchez, y el eficaz cumplimiento de la primera fase de la vacunación. La pulsión por los asuntos de la patria chica –inevitable para los insulares– permite esas afirmaciones y valorar, junto a la eficacia de la gestión pública, el ejemplar comportamiento ciudadano, que no empañan ciertas insensateces ocasionales de propios y foráneos que tuvieron enseguida la enérgica censura social.

Con la presencia del titular de Sanidad del Gobierno de Canarias, Blas Trujillo, y las autoridades palmeras, anteayer se presentó la nueva Sala dedicada a la atención del Covid 19, levantada de nueva planta en el ala norte del edificio del Hospital General y con acceso exterior para evitar los contagios ni perturbar ni interferir en las funciones diarias del centro. Sobre una superficie de 326 metros cuadrados, y dotada de todos los medios técnicos, está destinada a la extracción de sangre y realización de pruebas “para el correcto control de la actual situación”. Ahora mismo imprescindible, “y con visión de futuro”, la nueva dependencia fue construida por la empresa pública Tragsa en sólo seis meses y con un presupuesto que rondó el millón de euros.

Luego, en la Ciudad Deportiva de Miraflores se presentaron los nuevos medios del programa de transporte sanitario –suscrito hasta el 31 de diciembre de 2023 por un importe de 12.500.000 euros– que incluyen veinte vehículos, de ellos nueve ambulancias y dos con soporte vital avanzado para Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane, y siete para otros municipios de soporte vital básico y todas ellas mejoradas en servicios de telemedicina.

La nueva sala fue la inmediata respuesta a la demanda insular y una de las primeras decisiones de Trujillo Oramas, nada más tomar posesión de su caro en el pasado junio. La mejora y modernización en la dotación del transporte fue la atención a una necesidad sentida que, por lo que se ve y se celebra, revela una mayor sensibilidad por la Canarias periférica; seis territorios que superan en superficie a las islas capitalinas pero que sólo tienen un tercio de la población del archipiélago, con carencias que, en parte, alivió la democracia y desigualdades evidentes que aún perviven.