Un tuit de ayer mismo, de la consejería de Sanidad: “Entre el jueves 31 y ayer sábado se ha vacunado ya contra la Covid19 casi al 30 por ciento de la población diana (usuarios y trabajadores de residencias) marcada para esta primera etapa. En Canarias ya se han vacunado 4.593 personas, un 27,37% de la población susceptible.”

Para empezar, vacunado todavía no está vacunado nadie: se ha pinchado la primera dosis de la vacuna a algo menos de 4.600 personas, que a mí me parecen muy pocas. Pero el Gobierno regional asegura que se ha vacunado en una semana a más de la cuarta parte de la “población diana” o “población susceptible” (en este caso ambas denominaciones se refieren a los mismos colectivos), lo que sin duda debe ser interpretado como un éxito, porque significa que en 14 o 15 días más estarán vacunados todos los mayores, cuidadores y sanitarios vinculados a las residencias.

¿Todos? A mí no me salen las cuentas: para empezar, me cuesta creer que el total de personas mayores susceptibles de contagiarse a las que hay que vacunar haya quedado reducido solo al entorno de las residencias. De acuerdo con la Estrategia de Vacunación y su primera actualización, facilitadas por el Gobierno (el de los cartelitos con el logo), y actualmente en vigor, antes de marzo deben ser vacunados los residentes y personal de centros de mayores (ahí parece que vamos bien), más el personal sanitario y sociosanitario que actúa en primera línea (la descripción de lo que el Gobierno considera “primera línea” es amplísima e incluye a cualquier sanitario que pueda estar en contacto con aerosoles), y los “grandes dependientes” (los de grado III) no institucionalizados. Eso es muchísima más gente de las quince mil personas que dice el tuit de Sanidad que hay que vacunar en la primera etapa de la vacunación. Parece muy difícil que al ritmo de 4.600 pinchazos por semana, la primera fase quede concluida en tiempo y forma, antes de empezar el mes de marzo. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la administración efectiva de la vacuna requiere de dos pinchazos, separados por 21 días.

Tampoco se entienden mucho las cifras del Gobierno regional: su presidente, Ángel Víctor Torres, ha asegurado que Canarias recibirá 169.000 dosis antes del mes de marzo, lo que debería dar para vacunar en ese plazo a unas 75.000 personas (dos dosis), y entre 15.000 y 20.000 personas con la primera dosis inoculada. Eso requeriría atender a 18.800 personas por semana, sin contar la que ya pasó, en la que se produjeron menos de 4.600 intervenciones.

Por supuesto que esto son cuentas de la vieja, pero aun así las matemáticas no fallan. Y producen vértigo: para llevar a cabo la vacunación prevista –el 70 por ciento de la población este año– habría que realizar tres millones de intervenciones, es decir, 57.000 intervenciones por semana. Eso son los números para conseguir que en diciembre de 2021 se haya vacunado al 70 por ciento de la población, que es lo que el Gobierno regional se ha propuesto.

Arrancar siempre supone un esfuerzo, y es cierto que en cualquier carrera cuesta alcanzar la velocidad de crucero. Pero pocas intervenciones parecen las de esta primera semana –menos de 4.600– cuando se requieren 57.000 semanales. En Sanidad deberían dejarse de tuits presumiendo de éxitos no logrados –aquí todavía no hay nadie inmunizado–, y ponerse las pilas. Porque hay que multiplicar por más de doce los pinchazos de esta semana que acabó ayer y no va a ser fácil. Mientras no se logre, seguirá muriendo gente, 14 esta semana del tuit. Entre los muertos, una joven de 21 años. Ella, también, era susceptible.