Aparte de los beneficios en confianza de los españoles, la distribución de las vacunas, contando con que se hagan eficientemente, será el punto final del estado de Alarma.

Con ello, multitud de decretos, órdenes, contraórdenes tendrán que llegar a su fin y dejaremos de gestionar los fondos públicos para que las familias consuman y créditos a las empresas para que no cierren y sigan pagando impuestos.

Ahora se verán los fondos europeos y su ejecución en tiempo y forma, así como la equiparación de las ayudas desde las familias hacia el tejido empresarial para contener el empleo a través de líneas de apoyo a la competitividad.

Inversiones europeas para crear empleo a corto plazo y competitividad para que las empresas y el empleo tengan esperanza de vida a largo plazo.

Para los amantes de las estadísticas, habrán observado que no hemos tenido cortes de luz, ni de agua, ni de transportes (marítimos, aéreos o terrestres). Tampoco de alimentos, gas, energía, petróleo y en general ningún bien o servicio gestionado por las empresas.

Su capacidad de adaptación nos ha permitido que el sufrimiento de la crisis sanitaria fuera más asumible.

Como el gobierno ve, aunque no comprende bien, que los empresarios y autónomos aguantan, les pretende cargar con más impuestos, mayor salario mínimo o incremento de los impuestos y tasas actuales, en vez de allanarles el camino.

Hace unos años, los empresarios solicitaban quitar dos leyes antiguas por cada una nueva aprobada. Hoy se atreverían a pedir que la excesiva burocracia administrativa se erradique pues, no cabe duda que unos presupuestos que no se ejecuten porque ayuntamiento, cabildo, gobierno autónomo o del estado enmarañan administrativamente las ayudas europeas o el propio presupuesto, son más hambre para hoy y para mañana.