Pedro González Mesa (1925-2020). In Memoriam

Con 95 años de edad, atesorando una intensa vida marcada por numerosos acontecimientos, despedimos el miércoles 30 de diciembre en la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, situada en el núcleo portuense de La Vera, al sacerdote realejero Pedro González Mesa, conocido con cariño y respeto como Don Pedro. Desde el momento en el que se difundió la noticia de su fallecimiento, las redes sociales aglutinaron un conjunto de impresiones asociadas a la vida de un ser que, por desgracia, ya figura en la memoria. A su persona nos aproximamos a finales de noviembre de 2019, en concreto hasta su hogar situado en la Casa Jesús de Nazaret (Icod de los Vinos). Acudimos junto a su primo, José Antonio Mesa Yanes, expresidente de la Sociedad Círculo Viera y Clavijo y realejero con una amplia trayectoria de trabajo en Venezuela. Al lugar también se desplazó un fiel colaborador durante su etapa en el núcleo portuense de La Vera, José Peraza Hernández. Tras esperar durante un rato su presencia llegó ante nosotros con un espíritu vitalista y optimista, recordando durante el conjunto de la conversación (que se prolongó durante algunas horas) diferentes aspectos relacionados con su perfil biográfico. Por desgracia, poco se había difundido sobre él y, a grandes rasgos, poseíamos referencias a su persona gracias a un artículo publicado en el blog del profesor universitario de Botánica y Cronista Oficial de Güímar y Candelaria, Octavio Rodríguez Delgado, así como del periodista e investigador realejero antes mencionado, José Peraza Hernández. El sacerdote tendría como lugar de nacimiento Los Realejos, siendo hijo de Pedro González (que llegó a ser alcalde pedáneo del lugar) y María Jesús Mesa. El matrimonio, además, tendría otros seis hijos. Tras la formación inicial accede al Seminario Diocesano. Su ordenación sacerdotal, efectuada en 1951 por Domingo Pérez Cáceres, según nos señala su primo, constituyó un acto festejado en su lugar natal, acudiendo hasta allí sus padrinos de honor, el Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, Luis Rosón Pérez y su esposa, junto a numerosos familiares, amigos y vecinos. De ello quedaría constancia fotográfica en un número de Horizontes: revista de los seminaristas de Tenerife.

Octavio Rodríguez Delgado refleja en un artículo publicado bajo el título Relación de párrocos de San Antonio de Padua de Granadilla de Abona (1617-2016), el intenso trabajo del sacerdote realejero como cura ecónomo en las parroquias de Valle Gran Rey y Chipude; así como cura ecónomo de Granadilla de Abona y encargado de Vilaflor; párroco de la Dehesa y La Vera, en el Puerto de la Cruz y de Nuestra Señora de Guadalupe, en Los Realejos. Espacios religiosos en los que, de una u otra forma, su huella, acciones, gestos y recuerdos se mantendrían presentes. Sin embargo, en el núcleo de La Vera es el lugar donde más testimonios hemos podido constatar, como reflejo de esas cuatro décadas de labor sacerdotal que efectuaría junto a los feligreses y perpetuándose su figura en numerosos actos, exteriorizando ese agradecimiento de la zona a su persona con la rotulación de una de sus vías con su nombre.

Le apasionaba el viaje y ese interés le llevaría a visitar durante el descanso de los meses de verano países como Rusia, la antigua Rodesia, Perú, México, entre muchos otros rincones alejados del territorio canario. La lectura también ocupaba grandes horas de su tiempo y su colección, bien nutrida y formada por una extensa variedad temática, sería donada al Seminario Diocesano como gesto a un rincón ligado a su trayectoria; espacio en el que ejerció una importante labor como profesor de Griego y Literatura Española. Son, en definitiva, unas pocas referencias para no olvidar las acciones de un sacerdote y convencido humanista con un periplo vital que se extendió a lo largo de 95 años. D.E.P. D. Pedro.