El próximo viernes la celebraremos. Permítanme aprovechar este día en el que me vuelven a conceder la gracia de manchar el papel de nuestro periódico EL DÍA con estas letras encadenadas, desearles a todos los lectores una feliz Navidad. Les agradezco la paciencia y benevolencia de su semanal lectura. No les ofrezco abrazos, besos y manifestaciones especiales de cercanía, que están prohibidas en las relaciones físicas entre nosotros por la pandemia, pero por este medio nadie me lo puede prohibir. Con todo cariño, de corazón: feliz navidad.

Me gustaría usar para ello los sentimientos de aquellos pastores a los que la noche les sorprendió con la noticia del nacimiento de un bebé que, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, era una criatura especial; y los de los extranjeros venidos de lejanas tierras para ofrecerle cierta ayuda convertida en regalo que, en esta ocasión, a quien sorprendió fue a su Madre y al bueno de san José. La sorpresa y la gratitud.

Sorpresas siempre nos da la vida. Y quienes se dejan sorprender son aquellos que viven con los ojos abiertos, dispuestos a dejarse conmover por la novedad de la existencia. La situación siempre es nueva y sorprendente y encierra semillas de esperanza entre sus arrugas concretas. Sorpresas de solidaridad y compromiso, de afecto y reconocimiento. Sorpresas múltiples y variadas. Sorpresa y agradecimiento.

En medio de la dificultad ha habido quienes han puesto trabajo, dedicación, servicio y entrega

Porque en medio de la dificultad ha habido quienes han puesto trabajo, dedicación, servicio y entrega. Ha habido quienes han cuidado, curado, sostenido, integrado y promovido la vida ajena como si fuera la propia. Han sido generosos y desprendidos. Y lo que sorprende despierta el agradecimiento. Por todo ello, porque es menester reconocerlo, feliz Navidad.

Dios se hizo humano y en su humanidad débil y vulnerable se barrunta el sentido de su omnipotencia. Puede todo lo puede el amor que tiene la energía de un cordero. Siempre será verdad aquello de que “(…) la fuerza se realiza en la debilidad”, y que puede más quien quiere que quien solo tiene la destreza. A todos aquellos que con medios pobres han hecho el milagro de un servicio social y caritativo, feliz Navidad.

Les deseo que, en estos días, nos dejemos sorprender por las cosas sencillas que la vida nos ofrece, por una sonrisa detrás de una pantalla, con una felicitación a distancia, con un brindis en línea. Una mirada de añoranza es un hermoso grito de afecto y de gratitud que genera y nos proclama que en el corazón humano hay huellas de un amor mayor, insospechado y maravilloso.

Qué bueno es que la navidad preceda al inicio del año civil. Porque el 2021 ha de ser distinto al 2020, no solo porque en el horizonte esté la vacuna tan esperada, sino porque lo vivido nos deje huella de experiencia que nos revista de valores y virtudes que nos mejoren como personas y como sociedad.

De corazón, y con afecto infinito: Feliz Navidad.