Dicen las malas lenguas que hallar el lado bueno de este 2020 próximo a finalizar parece misión imposible. Sin embargo, tal afirmación no es del todo cierta. Al final, a poco que se esfuercen, los responsables de los tradicionales programas resumen del año no lo van a tener tan complicado como pronostican los agoreros. Sin negar que, en términos generales, ha sido un período para olvidar y en el que han tenido lugar situaciones sumamente desgarradoras, también se han sucedido hechos muy satisfactorios que abren la puerta a la esperanza. En los últimos nueve meses los ciudadanos del mundo nos hemos sentido náufragos en un mar de miedo, dolor y pérdidas por culpa del coronavirus, si bien en ciertos aspectos se han obtenido algunos logros que merece la pena destacar y valorar, pues constituyen puntos de partida que nos conducen a un futuro prometedor.

Así, numerosos países han experimentado mejoras medioambientales, reflejadas en una mayor limpieza de las playas, una mejor calidad del aire o una menor contaminación asociada al descenso del nivel de tráfico durante la etapa de confinamiento domiciliario. Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía, el desarrollo de las renovables ha crecido hasta alcanzar unas cotas sin precedentes, recurriendo un importante número de instalaciones eléctricas al sol y al viento como fuentes energéticas. A este ritmo, antes de un lustro la energía verde disponible para hogares y empresas va camino de desbancar al carbón de su primer puesto.

También se ha producido el retorno de algunas especies que se hallaban al borde de la extinción y los animales salvajes han vuelto a ocupar temporalmente áreas ahora invadidas por los seres humanos, acostumbrados a maltratar a menudo los entornos naturales y la fauna que los habita. Particularmente significativo resulta el auge de la moda sostenible basada en la economía circular. Diversos estudios recientes indican que más del 70% de los consumidores han expresado desde el inicio de la pandemia un sustancial aumento en su interés por la ropa de segunda mano y por las prácticas comerciales de corte ecológico.

Otra noticia igualmente relevante por cuanto afecta a colectivos que aún padecen flagrantes desigualdades en su seno ha sido la elección de Kamala Harris como Vicepresidenta de los Estados Unidos. Primera mujer, primera negra y primera asiático-americana en ocupar dicho cargo, su victoria formando tándem con el candidato del Partido Demócrata Joe Biden ha supuesto una enorme alegría para millones de personas del mundo entero que atraviesan uno de los períodos sanitarios y económicos más duros vividos hasta la fecha.

Sin abandonar el ámbito de las reivindicaciones, por fin se está avanzando en la erradicación de la mutilación genital femenina. Desde el pasado mes de mayo se criminalizaron estas horrendas prácticas en Sudán, fijándose una condena de tres años para los culpables de llevar a cabo la citada intervención que, además de provocar a las víctimas graves hemorragias, infecciones y complicaciones en los partos, conlleva un aumento del riesgo de muerte en los recién nacidos.

Y, como esperado hito, comienza en estos días la dispensación de las vacunas contra el Covid-19. Tras meses de ensayos clínicos, varias compañías farmacéuticas acaban de sacar al mercado el resultado de sus investigaciones, garantizando una efectividad que ha elevado el ánimo de esta sociedad paralizada por la incertidumbre y la preocupación. Ya está comenzando a distribuirse entre los grupos más vulnerables de la población, entre ellos los ancianos en las residencias y los profesionales de la sanidad. Sin duda, un paso de gigante para la ciencia, en el que la rapidez y la eficacia han sido sus faros.

Llegada a este punto, sólo me queda desearles de corazón unas felices fiestas de Navidad y un 2021 que nos reconcilie con el destino y nos recuerde que todos los días amanece y que siempre hay luz al final del túnel.