Cualquier emprendedor, directivo, inversor o empresario debe tener en mente la rentabilidad y la solvencia de la empresa donde deposita sus inversiones. Para ello debe vigilar y gestionar algunos factores importantes:

Cultura de accionista para un tamaño adecuado.

Flexibilidad ante crisis, oportunidades, amenazas y paradigmas.

Una óptima gestión de sus recursos humanos.

Reforzar una comunicación asertiva por la tendencia de la digitalización de los mercados.

Seleccionar convenientemente el realismo y el pesimismo de las previsiones.

Discernir entre crisis y prolegómenos de crisis. Aprender a gestionar ante la incertidumbre.

Ponderar la rentabilidad mediante realización de atípicos.

Buscar el reconocimiento permanente del potencial de la empresa ante el mercado y la sociedad.

Abrazar la digitalización como una herramienta orientada a la eficiencia.

Controlar la exposición a la morosidad.

Buscar la internacionalización y exportación de los productos y servicios de la empresa.

Generar valor para accionistas, directivos y recursos humanos.

Trabajar con una hoja de ruta hacia el futuro que buscas.

Capitalizar la empresa.

Cualificar todos los departamentos de la empresa.

Buscar una buena rentabilidad de los recursos.

Diversificar productos, mercados, fuentes de financiación y en general todo lo que potencie el crecimiento de la empresa.

Gestionar una estructura financiera sostenible en el tiempo.

Mejora constante de la distribución y la atracción comercial.

Optimizar el valor de los activos, tanto físicos como intangibles.

Usar los periodos entre crisis para robustecer la rentabilidad y crecimiento para fortalecerte.

No existen momentos perfectos, tan sólo oportunidades y riesgos que debes gestionar.

Crecer siempre con valor añadido de tus productos o servicios.

Sostener tu crédito reputacional ante la sociedad.

Fidelizar y no crecer, solamente, buscando nuevos clientes, sino aprovechando todo su potencial de consumo e inversión.

Someter a una prueba de estrés periódica todas las metas, estrategias y recursos de la empresa.

Analizar adecuadamente del entorno económico social y no solo del mercado de consumo.

Innovar para la eficiencia.

Organizar la empresa hacia los objetivos marcados, delegando y analizando periódicamente los resultados.

Rentabilizar la fiscalidad, así como los fondos y contrataciones públicas.

Buscar sinergias público-privadas orientadas al fortalecimiento de la empresa.

Buscar soluciones en vez de aprovecharse del sistema, sus lagunas o la coyuntura.

Implicar a todos los actores económicos y sociales en la solución de conflictos.

Valorar los movimientos de la competencia como un estímulo.

Todo esto bajo el prisma de aportar a la sociedad grandes dosis de cohesión social, creación de valor añadido y empleo sostenible, dentro de la necesaria responsabilidad social corporativa.