De todos los ex presidentes españoles, dedicados en el retiro a “sus negocios” y “sus influencias internacionales”, el que más grima me despierta es Rodríguez Zapatero y su siniestra relación con el dictador bolivariano Nicolás Maduro. Las elecciones convocadas en Venezuela han sido un burdo montaje del régimen chavista que la Unión Europea se niega a reconocer. Es lo que toca ante un bufonada que se ríe de la democracia. Y donde el mensaje es “el que no vota, no come”. Un reciente informe de la Organización de Estados Americanos ha responsabilizado al gobierno de Maduro de la ejecución de más de 18.000 ejecuciones extrajudiciales realizadas por fuerzas de la seguridad del Estado y 15.000 detenciones de ciudadanos, muchas de ellas acompañadas de torturas, de las que existen 650 casos documentados. Las evidencias de la tiranía de Maduro son tan abrumadoras que asombra que un político europeo sea capaz de defender a quien dio un golpe de Estado desde el poder, suplantado a la Asamblea Legislativa con otra paralela y secuestrando al poder judicial para colocarlo a su dictado. Apoyado en el ejército bolivariano, el régimen de Maduro, que ha llevado al país a quiebra, se mantiene solo gracias a las bayonetas. Rodríguez Zapatero le ha pedido a la Unión Europea que “reflexione” sobre su posición con respecto al régimen venezolano y le ha recordado que “la diplomacia se basa en la resolución pacífica de los conflictos”. Es bastante posible que Zapatero también hubiese recomendado negociar con Hitler, Pol-Pot, Stalin, Franco o Mussolini. En este mundo nuestro, si pagas bien siempre logras tener los abogados más prestigiosos.