La bronca que se montó ayer al concluir la reunión de la Comisión de Control de la tele canaria –últimamente la de la tele es la Comisión con más lío y jolgorio– ha sido uno de los espectáculos más lamentables de estos tiempos recientes. Ocurrió cuando la reunión de la comisión ya había terminado, después de una agría discusión entre el administrador único, Francisco Moreno, y la diputada Vidina Espino, a cuenta del viejo vicio de manipular la información en la tele. La diputada se refería a una dura crítica suya que se coló en uno de los telediarios, a cuenta del intento del Gobierno de subirse los sueldos, crítica que fue inmediatamente sustituida por otra intervención inocua de Espino en el telediario siguiente, mientras las declaraciones del resto de los diputados se mantenían intactas.

Moreno se justificó explicando que él no da instrucciones a sus colegas –Moreno, además de administrador, es periodista–, diciendo que son los editores los que deciden lo que se pone y se quita de la tele y acusando a la parlamentaria –que también es periodista– de ser ella la que quizá tuviera la costumbre de mangonear a sus redactores. Pero no fue ese cortés y habitual intercambio de delicadas flores lo que provocó la bronca, sino una pregunta formulada por el nacionalista José Alberto Díaz-Estébanez sobre lo que le cuesta a la tele el programa Trópico distrópico, al que calificó de “programa de adoctrinamiento ideológico”. Estébanez crítico que el programa se mantenga a pesar de sus bajos índices de audiencia, lo que fue contestado por Moreno, que defendió que la televisión pública no debe basar sus decisiones de programación en la audiencia. Terminadas las intervenciones en comisión, y mientras la presidenta Carmen Hernández intentaba hablar con los portavoces, Estébanez siguió con su oposición al programa, por no respetar la pluralidad. Fue entonces cuando el diputado Francisco Déniz, de Podemos, le increpó diciéndole que mejor la hubieran respetado ellos –los coalicioneros– cuando mandaban. El exabrupto provocó un respingo de Moreno, que intentó explicar a Déniz que eso no se podía decir y le pidió con gestos que lo dejara... Pero allí no cerró el pico nadie: ni Estébanez, cada vez más alterado, ni mucho menos Déniz que empezó a gritarle desde la mesa que se callara. Resultó bastante chocante ver al de Podemos tratar a Estébanez como si él fuera Juan Carlos (rey ahora emérito y turista en Abu-Dabi) y Estébanez el mismísimo Hugo Chávez. La presidenta de la Comisión intentaba mediar cuando, de pronto, Estébanez, muy alterado, empezó a gesticular y a decir que Déniz le había amenazado ¡¡con arrancarle la cabeza!! Todo el mundo se quedó de piedra: es verdad que Déniz le dijo algo al oído, pero no creo que nadie –aparte de Estébanez– escuchara lo que le dijo.

Pero ya se había liado: con la presidenta intentando poner orden, Déniz se fue sin aclarar qué le dijo a su indignado colega de escaño. Después vino una primera denuncia en twitter, la solidaridad de los propios y el anuncio de que Estébanez va a denunciar el comportamiento de Déniz en la mesa del Parlamento. De un Parlamento cada día más crispado. En especial, ante todo lo que tiene que ver con la tele. Seis años después de que Willy García iniciara su paseo por los tribunales, controlar el mando de la caja tonta sigue sacando lo peor de Sus Señorías. Y eso que en la tele canaria no se manipula nada ni se veta a nadie.