Hay ocasiones en que los políticos explican un error con argumentos más dañinos que el propio error. Ayer fue una de esas: Gemma Martínez, viceconsejera de Derechos Sociales en el Gobierno de Canarias, salió a defender a su jefe Pablo Iglesias, negando que olvidara incluir los 30 millones para el Plan contra la Pobreza del REF, en los Presupuestos del Estado. La viceconsejera insistió en que eso no era cierto, que el vicepresidente sí incluyó esos dineros en los Presupuestos, pero que se había decidido retirarlos después para recuperarlos en la negociación parlamentaria y que alguien se apuntara un tanto. Se refería a Nueva Canarias, que condicionó su voto al Gobierno a la reincorporación de los treinta millones. Es penoso que Gemma Martínez aceptara como normal un apaño para utilizar los recursos asignados a la pobreza como justificación del apoyo de Quevedo a los primeros presupuestos del sanchismo. Resulta una componenda miserable, escandalosa, viniendo de dos partidos que han defendido ese plan contra la pobreza, que el propio Román Rodríguez, en la oposición, cuantificó en los treinta millones de euros con los que fue dotado.

Curiosamente, el diputado Quevedo anunció ayer su obvio apoyo al proyecto de Presupuestos Generales 2021, tras acordar un paquete de enmiendas con el Gobierno por valor de 45 millones de euros. Entre esas enmiendas, se encuentra un programa de extensión de la banda ancha, transferencias a ambas universidades, ayudas a la movilidad, seguros agrarios, un programa de economía circular y un plan de formación para profesionales del turismo. A ojo de buen cubero, eso roza unos quince millones de euros, con lo que es de suponer que los que faltan son los que permiten a Quevedo sentirse “satisfecho por el cumplimiento de los preceptos del REF”. Eso sí, sin tener que pasar la vergüenza de citar el plan, tras las cándidas declaraciones de Gemma Martínez. De hecho, el plan ya se había incorporado a mediados de la semana pasada en las sesiones de la Comisión de Presupuesto. Supongo que a Quevedo, a pesar de ser un personaje bastante descomplejado, ha debido darle repelús y por eso no ha dicho ni pío sobre el hecho de que los millones que habían desaparecido y que iban a ser vitales se quiten y se pongan para que él quede bien. Ni pío de eso.

Y, por supuesto, tampoco una sola queja por el hecho de que los 500 millones de la sentencia de carreteras se queden en cien, por haber dejado fuera las ayudas al instituto de Enfermedades Tropicales (trabajan sobre el Covid, tendrán que dejar de hacerlo) o porque el Gobierno metiera en los presupuestos 200 millones más de trágala a las compensaciones a la residencia en Canarias. ¡¡La Biblia!! 200 millones más que lo presupuestado este año… y más recursos también en obras en aeropuertos y puertos que no se licitaran ¿Para qué meten en ese dinero en vez de pagar las carreteras? Pues atentos: para gastárselos en pactos y transaccionales con los indepes de ERC y los cuatro diputados catalanes del grupo de Artur Mas, que ya han mercado su apoyo al Gobierno. ¿No se lo creen?

Pues ayer los 200 kilos presupuestados de más para la residencia ya eran algunos menos: habían viajado por las partidas del Presupuesto y aterrizado en Cataluña. Más cambalache con Canarias.