Ante la reciente subida del valor del bitcoin en los últimos meses, debido a la coyuntura económica derivada de la pandemia que vivimos, nos vuelve a llamar la atención la posibilidad de ganancias desorbitadas con una pequeña inversión inicial en criptomonedas.

Todos tenemos a algún conocido que ha invertido en bitcoins y alardea de ello en las reuniones de amigos y familiares. Pero hay que diferenciar entre invertir y especular. Una cosa es invertir haciendo un análisis del activo, en un horizonte a largo plazo, sabiendo el valor intrínseco que hay detrás y otra es beneficiarse de las fluctuaciones en el precio de dicho activo en un horizonte temporal más bien cortoplacista. No es que invertir sea bueno y especular malo, ni mucho menos, sino que el riesgo que se asume en una u otra operación es distinto y cada cual debe tener controlado el riesgo que asume.

Se suele decir, y con razón, que uno debe especular sólo con el dinero que está dispuesto a perder. Teniendo esto claro, se puede especular con cualquier otro producto financiero como pueden ser divisas extranjeras o materias primas mediante CFD (Contratos por Diferencia) aumentando el apalancamiento, es decir, invertir con dinero prestado, multiplicando así las ganancias, pero también con la posibilidad de multiplicar las pérdidas. Sin embargo, ya estaríamos hablando de especulación pura y dura.

Analistas como Nic Carter, cofundador del recurso de estadísticas CoinMetrics, sugieren que el mercado actual de criptomonedas es mucho más maduro, está mucho más vigilado, es más ordenado, está más restringido, es más eficiente en términos de capital y más líquido que el mercado que impulsó la burbuja del bitcoin en 2017, y que por tanto, esta última tendencia alcista se debe a una madurez del mercado y no a una moda. Aunque por otro lado, también existen analistas que no son tan optimistas y que ven en las criptomonedas una segunda oleada de moda, esta vez con franquicias en las tiendas de barrio para su comercialización. Lo mismo se va uno a comprar una barra de pan a la tienda del barrio que al lado encuentra una tienda para comprar bitcoins.

El hecho de que el bitcoin utilice una tecnología peer-to-peer o entre pares para operar sin una autoridad central o bancos intermediarios, y que la gestión de las transacciones y la emisión de la criptomoneda es llevada a cabo de forma colectiva por la red, hace de ésta una moneda independiente, pero a su vez, carece de garantía alguna, y su crecimiento simplemente se basa en la demanda del mercado.

Empresas americanas como Square, una compañía de alta tecnología de soluciones de procesamiento seguro de pagos, cuya misión coincide con el empoderamiento económico, apuesta claramente por esta criptomoneda y anunció el pasado mes de octubre la compra de bitcoins por un valor de 50 millones de dólares. A partir de dicho anuncio, la criptomoneda se ha revalorizado más de 2.500 dólares por token (unidad de valor emitida por una entidad privada) llegando a rozar su máximo anual de 18.500 dólares, confirmando así una zona de resistencia clave a corto plazo.

Especular lleva consigo una connotación negativa, sin embargo, no es necesariamente malo si se hace bien. Eso sí, hay que tener en cuenta el alto riesgo asociado a este tipo de operaciones.

Los activos en los que la ganancia únicamente proviene del incremento patrimonial y no de la generación de riqueza, se denominan activos especulativos y dependen principalmente de factores externos. Por tanto, su precio depende de la demanda. Nosotros podemos hacer predicciones y estimaciones, sin embargo, la última palabra la tiene el mercado.

En cambio invertir requiere de generación de riqueza y por tanto de trabajo duro, generalmente dominando un mercado. Es por ello que antes de invertir, se debe analizar el valor intrínseco del activo estudiado para saber el momento de comprar y de vender.

¿Y tú, inviertes o especulas?