La Fiscalía Anticorrupción ha solicitado la apertura de juicio oral contra Willy García, boss absoluto de la tele durante el paulinato. García, un hombre definido por su mentor como licenciado en la Universidad de la calle, fue nombrado por Rivero para embridar una televisión pública que hasta aquel momento se había mantenido razonablemente al margen del subasteo político y mediático. Fue Willy García quien implantó el sistema de utilizar la producción de programas como un mecanismo de pago de favores y reparto de prebendas. Pero no lo hizo porque a él se le ocurriera, así sin más. Lo hizo porque recibió precisas instrucciones para hacerlo. Y eso es algo que la investigación de Anticorrupción no se ha molestado siquiera en abordar.

Lo único que parece probado, tras ser denunciado precisamente por este periódico hace ya una purriada de años, es que Willy pagó en plena crisis económica la friolera de 1.639.800 euros por la realización de cinco series de televisión clónicas, con un total de 260 entrevistas de factura muy mediocre a deportistas canarios y emitidas en horas de madrugada y nula audiencia. Las series fueron contratadas a toda prisa, la primera apenas cinco días después de que Willy llegara a su cargo. Uno podría pensar que fue nombrado jefe de la tele precisamente para firmar esos contratos entre el Ente público RTVC y la empresa Amanecer Latino, del periodista Francisco Padrón, que fuera brazo mediático de la ATI de Rivero durante años. Daniel Cerdán, que dirigió la tele antes de Willy, no se había prestado nunca a tal mamoneo. De hecho, dimitió de su cargo en la tele cuando el Gobierno de Rivero suspendió la adjudicación del contrato programa de la televisión pública, para dárselo a otra empresa. Esa es otra historia…

La que nos ocupa es que Padrón, que debía casi un millón de euros a la Seguridad Social, fue pagando sus deudas con el dinero que le facilitaba Willy saltándose los procedimientos de contratación. Pagó la deuda con los dos primeros contratos, pero se engolosinó con la pasta fácil, y llegó a firmar tres series más. Tanto se entusiasmó que hasta vendió a Willy un programa producido por otra empresa suya y ya emitido por TVE en Canarias. El programa revendido se entregó por despiste a la tele canaria sin quitar siquiera las cortinillas de TVE, por lo que la tele canaria decidió no programarlo. Como había que dar una explicación, Willy dijo que en las entrevistas Vázquez Figueroa salía fumando y que por eso no podía emitirse. Qué risa. Lo asombroso es que esa excusa tan ridícula se sostuvo hasta que la policía decidió escarbar y se encontró con la reventa. El resultado, ya saben, es que a Willy le piden diez años de inhabilitación especial por prevaricación y a Padrón cinco por cooperador necesario, no por haberse embolsado más de millón y medio de euros de forma fraudulenta. Justicia, se llama la figura. En fin…

Creo que la investigación se ha quedado muy corta: durante el paulinato, los contratos para producir televisión, las licencias gubernamentales de radio y televisión, la publicidad institucional, incluso los puestos de segundo y tercer nivel en la tele, se convirtieron en el sistema para controlar medios y periodistas, disciplinando a los primeros y aherrojando a los segundos. Y el sistema creó escuela.