Un piloto jubilado me ha regalado un libro sobre el primer secuestro aéreo ocurrido en España. Cuenta con precisión la historia que vivió el 7 de enero de 1970 en el vuelo de Iberia 032 desde Madrid a Zaragoza, en el que ejercía de comandante. Luis Arias Bernal, amigo con quien compartí algunos vuelos en la flota Boeing 727 como copiloto, ha plasmado su experiencia con datos de los hechos y la transcripción de las conversaciones entre la tripulación, el secuestrador y los Servicios de Control Aéreo.

Poco después de iniciar el descenso hacia el aeropuerto de Zaragoza, María del Mar, azafata del vuelo, entró en la cabina y con voz exaltada dijo: ”¡comandante, un secuestro!”. Acto seguido aparece un señor detrás de ella, con un cuchillo y una pistola, requiriendo que procedan a Marsella.

La historia de los secuestros aéreos se remonta al inicio de la actividad de las compañías de aviación, comenzando en los años cuarenta del siglo pasado. Las primeras acciones estaban relacionadas con reivindiciones políticas, para luego sumarse narcotraficantes, profesionales de la extorsión, enajenados y algún que otro aventurero. Los secuestradores que se amparaban en ideologías políticas casi nunca eran castigados, pues si para unos eran terroristas, para otros eran héroes, y cuando comenzaron estos hechos la legislación aeronáutica carecía de artículos que contemplaran penas para casos de “interferencia ilícita” en las aeronaves, definición que se le dio posteriormente a cualquier acción que pusiera en peligro la seguridad de los vuelos.

En Canarias tuvimos un ejemplo de interferencia ilícita en un avión el 6 de agosto de 1991. Ocurrió en el aeropuerto de Fuerteventura, cuando dos legionarios trataron de secuestrar una aeronave CN-235 en los momentos del desembarque de pasajeros. Afortunadamente la incidencia acabó pronto, pues el comandante y el coordinador de pista se enfrentaron a aquellos militares, al percatarse de que no portaban armas.

El secuestro más grave de la historia de la aviación ocurrió el 11 de septiembre de 2001, cuando un comando del grupo terrorista Al Qaeda perfectamente organizado se apoderó de cuatro aviones, estrellando dos de ellos contra las Torres Gemelas de Nueva York. Los hechos fueron ampliamente tratados por la prensa y muy bien explicados en el libro Jefe Atta de Pilar Urbano, quien estudió los orígenes y la planificación de estos terribles acontecimientos.

Afortunadamente hace mucho tiempo que la aviación comercial no ha sufrido este tipo de acciones. Aquella interferencia ilícita del vuelo 032 bajo el mando de mi amigo Luis Arias Bernal quedó en un susto para pasajeros y tripulación, pues tras algunas horas de incertidumbre, el secuestrador se entregó a las autoridades militares después de que General Jefe de la Región de Zaragoza, responable de impedir el secuestro, ordenase el bloqueo del avión en la pista para impedir sus movimientos.

El mundo aeronáutico ha pasado por momentos adversos, pero son muchos más los que han contribuído con seguridad y eficiencia al desarrollo de la economía y a la conectividad global. Felices vuelos.