Los presupuestos de España son buenos con Canarias. Y cumplen el REF. No existe ningún problema con los inmigrantes ilegales. El paro tampoco es problema, ni lo será mañana. Al contrario, se está creando empleo público y privado. No es verdad que estén cerrando pequeñas empresas por todos lados, sino al contrario, se están abriendo.

Hace ya muchos años que se comprobó, en la política de este país, que mentir no tiene costo alguno. Los españoles, como los peces, carecen de memoria. Hoy puedes decir una cosa y mañana hacer exactamente la contraria. Solo hay que saber explicarlo adecuadamente y con un tono convincente.

Si unos dicen que los Presupuestos Generales del Estado son malos para las islas, los otros aseguran que son los mejores de nuestra puñetera vida. ¿Y quién tiene la razón? ¿Y a quién le importa? La gente ya no cree lo que dicen los políticos. Ni lo que dicen unos, ni lo que sueltan otros. Escuchan el rebumbio y se van quedando con el ruido. Con lo que le asegura el amigo enterado en el bar. Con lo que le suelta alguna persona en la que deposita algo de credibilidad. ¿Quién es el idiota que se va a leer un presupuesto? Pues alguien muy desesperado. Entre otras cosas porque los presupuestos de las administraciones públicas son como los proyectos de obras que haces en tu casa: al principio sabes el dinero que te va a costar, pero también sabes que ese no va a ser el importe que te vas a gastar al final.

Yo con los presupuestos hago la cuenta de la pata. A España vienen 75.000 millones de la Unión Europea, ¿no? Pues que nos den ya los tres mil quinientos millones que nos tocan por población, que nosotros nos apañamos. ¿Y de lo otro? El Estado español se va a gastar 350 mil millones este año que viene. Pues que nos den los 16 mil millones que nos tocan a los dos coma dos millones de guanches. Con veinte mil millones ya nos encargamos nosotros de las pensiones, los ERTE, la policía y toda la pesca. Y con lo que sobre nos hincamos un puchero. Total ¿no vamos hacia las repúblicas independientes? Pues venga ya: que cada uno coja la pasta que le toca y nos dejamos de milongas.

Me gustaría hablarles en serio de los Presupuestos Generales del Estado. Y de los canarios. Y seguramente lo haré otro día. Pero es que es muy aburrido. Cansino. Porque mienten más que hablan y te lo tienes que leer todo. Y te duele la cabeza. Yo solo les digo que si tienen dos duros ahorrados, que no los toquen. Porque vienen curvas. Madrid no se ha enterado de que por estas islas está pasando un tsunami. Pero la culpa no es de ellos. Es de una generación de cantamañanas autóctonos que están ocupados en ser el mejor quíquere del gallinero. Dentro de unos meses, cuando estemos desesperados, si les quitamos las plumas

nos podremos hacer un caldo para matar el hambre.

El recorte

Paisaje de batalla en las redes sociales. Las redes sociales son el nuevo campo de batalla de los partidos políticos. Y esta semana se ha escuchado ruido de sables. A la líder de los anticapitalistas andaluces, Teresa Rodríguez, y otros seis compañeros, los han echado del grupo parlamentario de adelante Andalucía, la coalición en la que concurrieron con Podemos. Y lo han hecho durante su baja maternal. En el trasfondo está la pelea por los fondos -1,6 millones de euros- que recibe el grupo del Parlamento andaluz. O sea, ‘too pa mí’. La explicación de Irene Montero, ministra de Igualdad, es que “la política no para”. Y que por eso la expulsaron a pesar de estar de baja maternal. Eso provocó una respuesta airada de Rodríguez diciendo que con esa excusa cualquier empresario estaría feliz de poder echar a una trabajadora. Vaya tela. Pero no es la única confrontación en las redes. Vox, acusado “por tertulianos de salón y moqueta” de estar detrás de los desórdenes callejeros, publicó la foto de una persona sustrayendo una bicicleta amarilla de una famosa cadena comercial a la que le reventaron una tienda. Y luego otra foto de una bicicleta igual -imposible saber si es la misma- puesta a la venta en Wallapop. “Queremos desmentir que Husaain (nombre del vendedor en la red) se haya afiliado a Vox. No está de acuerdo con nuestra política de deportaciones”. Ruido y furia, a veces con ironía y a veces con odio, que circulan por el mundo virtual a velocidad de vértigo. La misma velocidad con la que este país se precipita a ese abismo tan negro y tan profundo.