Canarias ocupa el penúltimo lugar en las inversiones reales por habitante previstas en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, con 168 euros. La milonga de que el Estado no podría invertir en las islas por debajo de la media de las inversiones reales en el resto del Estado -258 euros- se convierte así en otra mentira, mil veces repetida y mil veces incumplida en la realidad.

Una burla que se vuelve más amarga cuando se establece que para Cataluña, con 260 euros de inversión por habitante, se destinarán 200 millones de euros adicionales, hasta 460 millones, para cumplir con la disposición adicional tercera del Estatut catalán que establece que no se podrá invertir en la comunidad por debajo del peso de su economía en el Estado. A Canarias se la financia con carácter ordinario con fondos que en Madrid se consideran canonjías abusivas: subvenciones al transporte de viajeros y mercancías o a la producción eléctrica, por ejemplo. Y ni una pela más.

Algo que uno se ha aprendido con el paso de los años es que los presupuestos tienen más trampas que la ruleta trucada de un casino. Una cosa es lo que se ve y otra muy distinta lo que no se ve. En las cuentas del próximo año, el Gobierno ha actuado sin complejos colocando un Mecanismo de Recuperación y Resiliencia con el que se va a dopar la inversión de los ministerios bajo un paraguas discrecional.

Las cuentas prevén unos ingresos fiscales propios, con un incremento del 13% en la recaudación: algo que no se lo cree ni el que lo escribió. La subida de fiscalidad a los ricos apenas afectará al 0,2% de los declarantes del IRPF, unos 36 mil contribuyentes. Esa es la parte cosmética. La realidad serán los nuevos impuestos medioambientales -al diésel, los envases de plástico y las bebidas azucaradas- y la retranca que viene en las nuevas cargas fiscales al patrimonio. A los autónomos ya les han subido la cotización y que vayan poniendo las barbas en remojo. Y a la compraventa de viviendas le van a sacar los ojos con el valor catastral de los inmuebles calculados a precios de mercado. Los pobres también llorarán si ponen gasoil, beben Fanta o venden el chozo.

La fiesta del gasto se apoya en realidad en los fondos europeos. Los que sirven para destinar 11.500 millones a infraestructuras. O los 11.200 millones destinados a industria y energía. O los 8.000 para ayudas a la agricultura o la pesca que contrastan, por cierto, con lo poco que se destina al turismo, poco más de mil millones. Y de postre, uno de cada dos euros se destinará al pago de las pensiones, los intereses de la deuda pública que nos come por las patas y los subsidios al desempleo.

Estamos ante unos presupuestos electorales financiados por Europa. Peligrosos no por ser anticíclicos, sino porque no se destinan a modernizar el sector público y a reanimar una economía productiva más tiesa que una mojama. Pan para hoy y hambre para mañana, cuando se acabe la pólvora ajena.

El recorte

Nuestro gozo en un pozo. El presidente de Canarias, Angel Víctor Torres, que lleva la camiseta del PSOE cosida a la piel, ha dicho que el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021 “tiene que mejorar” en lo que respecta a las islas y es “bastante incompleto” en lo de cumplir con la Ley de REF. Eso, traducido al lenguaje real, sería como la opinión de un rabino sobre el régimen nazi. A ese hombre se lo deben estar llevando los demonios. Porque es un hecho incontestable que Madrid se ha pasado el REF y el Estatuto de Autonomía por salva sea la parte. Hay gente que piensa que con la financiación ordinaria y el sostén del Estado para los parados, los ERTES y las pensiones, esta tierra aguantará a flote. Prepárense, porque si esa es la tesis que se va a mantener nos espera el año más oscuro de nuestras vidas. Canarias llegará al medio millón de trabajadores en paro en dos telediarios. Y si el turismo sigue muerto —y tiene pinta— esto va a ser una hecatombe social. Se ha dicho ya una y mil veces pero la política es dura de oreja. Decir que los presupuestos son malos o que las inversiones incumplen el REF es perder el tiempo. No va de eso. España ha creado un fondo de Reactivación y Resiliencia dotado con miles de millones. Pues con la misma pluma deberían firmar un Plan de Rescate y Supervivencia de Canarias. No solo necesitamos unos buenos presupuestos: necesitamos un salvavidas. Y si no les entra en la mollera, ya les entrará cuando aquí se desate el infierno.