A mí me gustan mucho los nuevos programas de la televisión autonómica. Uno que se titula Canarias es cultura, por ejemplo, me ha llevado a descubrir límites hasta ahora inexplorados del bostezo. Desde su mismo nombre queda claro que en ningún momento traicionará un espíritu juvenilmente pueblerino, autosuficiente y acrítico. Canarias es cultura pero, sobre todo, es Viceconsejería de Cultura del Gobierno autónomo y concejalías de Cultura de nuestros hermosos pueblos y las indescriptibles revoluciones estéticas que brotan de cada subvención como el verde perejil universal en maceta autóctona. Los artistas que aparecen por ahí son -como diría Goyo Jiménez- pibes y pibas trendy, pero sin caer en lo casual con un punto urban, pero siempre friendly. El ambiente es tan crítico como la pasarela de Dolce & Gabbana y tan polémico como un plato de galletes sin gluten, y también se explora el mundo exterior: me tocó ver un reportaje sobre la visita de Agatha Christie a Tenerife y escuché, con estupefacción, a una redactora preguntar a algún sabio el impacto que Canarias provocó en la sensibilidad de la escritora inglesa, porque, ¿cómo no te va a impactar estilísticamente pasar las vacaciones aquí, entre el mar y los higos picos, al menos que seas un cerdo desalmado? ¿De verdad que no existe ninguna novela en la que Poirot suba al Teide? ¿Y el Teide a Poirot? ¿Tampoco?

Por supuesto que todo es mejorable. Hace poco se estrenó un nuevo programa, Gente maravillosa. La gente maravillosa, superfluo es decirlo, somos nosotros, es decir, los canarios. Delicados, valientes, comprometidos, nobles, defensores de la bondad, enemigos de la mezquindad. Es difícil averiguar las razones de nuestra ausencia en la Comunidad del Anillo: enanos, hobbits, elfos y canarios, que habitan en la Tierra Media, es decir, en las medianías. El programota lo presenta Eloísa González, lo cual siempre es una garantía de que ahí estará, presentándolo, Eloísa González. La única pega que se me ocurre es que el espacio tal vez nos exige demasiado. No sería mala idea compensarlo con otro programa, Gente regulera, con el que podríamos identificarnos más. GR podría poner cámaras ocultas en un bareto de Taco o La Isleta y grabar conversaciones cuando ya están mojadas por la tercera garimba.

-Hoy llegaron casi 200 negros a Los Cristianos.

-¿Doscientos negros, pibe?

-Joder. Doscientos negros. A saber lo que traen.

-Como ahora le ponen hoteles de cinco estrellas.

-Y un móvil. A cada uno le dan un Iphone pa' tenerlos controlados.

-Esa gente está muy jodida.

-¿Más jodidos que nosotros? ¡Fuera negros!

O entrevistas con los maltratadores. Porque, aunque parezca inconcebible, aquí, además de racistas, pululan los maltratadores a centenares, con miles de encubridores todavía entre familiares, vecinos y amigos.

-Simiño, le pegaba, eso no se lo discuto a nadie, pero es que era una mujer con mal despertar. A mí me sacaba de quicio y vivo dos pisos más arriba.

Gente regulera. Presentado verbigracia por Roberto Kamphoff. Sería un éxito y un asco y una trivialidad. Lo perfecto.