Siendo niño debía ir a la Iglesia del Carmelo de Bilbao a aprender danzas vascas, no porque lo obligara Franco, sino mi padre, que era un nacionalista vasco de primera hora. De forma que de muy niño veía llegar la propaganda de EGI (las juventudes del PNV) a mi casa. Estábamos todavía en la fase folclórica del "Conflicto".

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