Se rumorea que está a punto de caramelo líquido una encuesta electoral sobre Canarias ejecutada por una empresa demoscópica muy solvente. El estudio se centra en el Parlamento de Canarias y en las capitales insulares y no depara demasiadas sorpresas, salvo una que solo lo es en parte: el crecimiento de Vox. La derecha ultra liderada por Santiago Abascal conseguiría entre tres y cuatro diputados en la Cámara regional, disponiendo de grupo parlamentario propio, y su tendencia es inequívocamente ascendente. Lo mismo ocurre con los ayuntamientos de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife: Vox tendría grupo municipal propio en ambas y en la segunda podría ser la llave de la gobernabilidad. Por lo demás: el PSOE seguiría siendo la fuerza más votada, aunque perdería entre dos y cuatro escaños, Coalición Canaria aguantaría en su posición actual, aunque con una ligerísima tendencia a la baja, el Partido Popular sufriría un cataclismo histórico, Nueva Canarias perdería un diputado y Unidas Podemos conseguiría a duras penas mantener tres, los mismos que obtendría de nuevo Casimiro Curbelo. Ciudadanos desaparece o se resignaría a un diputado.

Lo único relevante son los cambios en la derecha y el centro derecha no nacionalista, fragmentada en tres espacios cuya suma es insuficiente para una alternativa de gobierno. Su único socio para el éxito podría ser Coalición Canaria, y CC no estará jamás en una mayoría gubernamental compartida con VOX. Porque una parte importante de los votos que recibirían hoy los coalicioneros provienen de las zonas más centristas y centradas del Partido Popular, que al parecer mantienen dudas razonables sobre la viabilidad y el acierto del liderazgo de Pablo Casado. También indica la encuesta que es en la provincia oriental donde más perdería el PSOE, que no llega a taponar la vía de agua con los votos de UP, que ahora se irían a apoyar la reelección de Ángel Víctor Torres como presidente del Gobierno. Por cierto: la valoración de Torres va bajando. Llegó a su máximo a finales de verano de 2019 y se recuperó de nuevo en los meses posteriores al confinamiento. Ahora va dejándose plumas mes a mes. Los presidentes con buena imagen no suelen convertirse en los malos de la película. Pasan de disfrutar de amplias simpatías a recibir una lástima profunda y sincera, letal para sus expectativas político-electorales. Torres puede consolarse con el dato de que ningún líder político canario consigue el aprobado.

Lo más terrible de la encuesta, sin embargo, es la desafección de los ciudadanos respecto al sistema de la democracia representativa. Más de un 30% han decidido no votar en las próximas autonómicas. Pero nadie discute que junto al crecimiento de la extrema derecha el desbordamiento de la abstención caracterizaría a unas elecciones celebradas hoy mismo. Y ambos fenómenos paradójicamente están íntimamente interrelacionados.