El presidente Torres volvió a garantizar ayer en el Parlamento que su Gobierno no menguará el presupuesto de 2021. Lo hizo en el contexto de negar que se haya reducido la financiación de los servicios públicos o vaya a hacerse el próximo año. Es cierto que el Gobierno no ha reducido esos recursos. Hacerlo sería suicida en un momento en el que la salud de las personas debe ser la prioridad de todos. Sería interesante saber cuánto de más se inyectó por parte del Ejecutivo para frenar el colapso sufrido por las UCI y los contagios entre el personal sanitario, y para afrontar la necesidad de dotar a hospitales y centros de salud de medios de protección del personal y los pacientes€ Y saber también cuánto está costando el esfuerzo realizado para poder dar respuesta a la situación sanitaria fuera de los hospitales, especialmente en los centros escolares, dónde el Gobierno ha tenido que contratar maestros y profesores, personal de asistencia y limpieza, y dotar a los centros de los medios de protección que hay que dar a los niños. Ya puestos, también sería interesante conocer cuánto se ha gastado para proteger los centros oficiales, a quienes trabajan en ellos y a los miles de empleados públicos que no pueden realizar sus funciones sino presencialmente, que -con la excepción de los funcionarios de la administración general- son la inmensa mayoría. Y por último, sería conveniente saber de dónde han salido los dineros necesarios para hacer frente a todos esos imprevistos, no contemplados en el presupuesto 2020. Torres dijo ayer que el dinero del Estado para luchar contra el Covid está llegando en tiempo y forma. Lo dijo bastante enfadado, probablemente porque esa aseveración no se compadece con lo que su propio Gobierno aseguró el jueves oficialmente en respuesta parlamentaria. Sería un error de alguien, supongo.

Para que no queden dudas, el Gobierno debe aclarar si además de "los ERTE, la transición ecológica y el ingreso mínimo vital", que Torres recordó ayer en el Parlamento son las grandes aportaciones de Sánchez a esta legislatura, el Gobierno de España está cumpliendo con Canarias. En materia de ERTE yo diría que no. En la lucha contra el calentamiento global, no sé muy bien que motivos hay para sacar pecho en Canarias. Y en cuanto al alcance del ingreso mínimo vital, de verdad que mejor no mentarlo, aunque se agradece mucho la buena intención.

Pero lo que se debe medir ahora es si llega el dinero, y -sobre todo- si va a seguir llegando. Torres tiene que hacer equilibrios entre lo que él cree que Madrid hace bien y lo que sabe objetivamente que hace mal, como el incumplimiento del REF o la desatención de la emigración, pero al final a él se le va a juzgar por desempeñar (o no) el rol que el Estatuto le otorga, que no es el de vendernos la gestión de Sánchez, sino defender esta tierra y evitar que acabemos siendo una sociedad de dos velocidades: una región en la que sólo sortearán la crisis los ciudadanos más pudientes y los amparados por las administraciones, y a los otros -los más necesitados- se los comería la miseria.

Porque lo que es muy difícil de creer es que el Gobierno -con mil millones menos de recaudación- pueda sostenerse sin hacer recortes en el presupuesto de 2021. Eso sería realmente cosa de magia. Y casi todos los adultos saben que la magia no es otra cosa que puro engaño y disimulo.