Estuve escuchando el Pregón de las Fiestas del Cristo de La Laguna por una red social. Se celebró en el Teatro Leal de esta Ciudad. Carlos Rodríguez Morales fue el pregonero en esta edición 2020 de las fiestas de la imagen de Cristo que desde hace 500 años acompaña a la Ciudad y a sus gentes. Hubo una frase de su extraordinario discurso lleno de datos contrastados, investigación acumulada y detalles que hacen que la presencia de esta imagen entre nosotros adquiera dimensiones populares, que se quedó en mi mente. Decía que "(...) antes de ser el Cristo de La Laguna, con mayúsculas, fue el Cristo de la laguna, con minúscula", por estar situado en aquella zona periférica de la Ciudad caracterizada por la acumulación de agua que da nombre a esta zona tinerfeña.

Me gustó la apelación a la minúscula para hablar del Cristo. Me resultó adecuada a la historia de la salvación y al hecho de que la encarnación del Hijo de Dios no ocurrió en las grandes urbes del antiguo mundo, ni en Roma ni en Grecia ni en Egipto, sino en una provincia marginal y periférica como fue Palestina a la que ningún gobernador del Imperio quería ir. Recordaba al Papa Francisco que tanto nos invita a mirar de cerca las periferias físicas y existenciales. A reconocer que el corazón no late en el centro del organismo, y que el cerebro nos guía y nos gobierna desde una periferia del cuerpo. Entiéndase este leguaje simbólico.

Y como estamos de recuerdos, recuerdo aquel análisis de un compañero que se resistía a llamar a la Gomera y El Hierro islas menores y preguntaba "¿menores en relación a qué?". Todo depende del punto de comparación. Si la clave o el criterio es la adquisición de bienes de consumo, especialmente de ocio, depende a qué bienes nos refiramos. Porque la paz y la tranquilidad es buscada por muchos que dejan sus centros de estrés para acudir a las pacíficas periferias de aquellas islas. A Canarias, si miramos a Europa, somos ultraperiféricas. Pero si contemplamos el Atlántico y las tierras a las que estamos vinculados, son intercontinentales. ¿Qué somos, ultraperiféricas o intercontinentales?

Creo que somos ambas cosas. Creo que todos estamos en el centro y en la periferia dependiendo del punto de referencia que pongamos. Como el Cristo de La Laguna. Como Jesús de Nazaret, llamado el Cristo, que con su presencia ha convertido aquella tierra marginal en centro de peregrinaciones y referencia internacional. Como la Ciudad de La Laguna, que puede ser mirada también como periférica en relación a su Cristo.

Si alguna virtud desborda la imagen que en este día celebramos como todo 14 de septiembre, es humildad. Debemos abandonar ese falso orgullo de sentirnos en el centro de ningún sitio como si nuestro ombligo fuese el mejor y toda la realidad nos rodeara, nos circundara teniéndonos como eje de la historia. Todos somos circunstanciales, relativos, prescindibles, secundarios en la escena de la realidad. Con un valor absoluto que nadie nos puede robar, pero sin narcisismos falsificados que afean nuestra verdad. Somos periferias.

La Ciudad de los Adelantados también posee periferias. Que se lo digan a Cáritas Arciprestal... Y su Cristo lo es especialmente de ellas.

(*) Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife