Si estuviera en determinadas situaciones en Canarias (y toda España) de derechos ante la Administración, como simples actos de mera solicitud, tendría graves problemas, como no se recuerdan. No es que su asunto quede enmarañado en la ordinaria gestión administrativa y no terminen de contestar y resolver, sino que la solicitud de su derecho directamente no entra. Como los medios han denunciado, los teléfonos, saturados, no contestan, no los cogen. Si al final se consigue contactar todavía quedan las listas de espera para una mera cita previa, alguien que por fin te escuche y tramite. La lista de espera no es solo un gran tropiezo, a una amiga, recientemente viuda, le ha tocado el CAISS de la Gomera, a un cliente desesperado de un amigo, Valverde. ¿Habrán de comenzar de nuevo o les compensará el viaje? Es como si hubiera habido bajas entre el personal y las bombas hubieran destruido equipos informáticos enteros. El Castillo de Kafka está diseminado: SEPE, Extranjería, Dirección General de Dependencia y Discapacidad del Gobierno de Canarias, IMAS (asistencia social), IASS (Cabildo), los mismos Registros (poner sello y quedarse con el escrito) del Gobierno de Canarias: cita previa y lista de espera; hablar con las UTS del Ayuntamiento, imposible; las ayudas de emergencia del Ayuntamiento, lista de espera. Hablamos de bolsas de comida. Para la mayoría de las gestiones tienes que tener certificado registral o clave, que los usuarios no tienen, y se sabe. La coordinación entre distintas administraciones resulta imposible, no es que los usuarios no accedan a los servicios, sino que los profesionales no tienen manera de comunicarse.

Están los edificios, que permanecen, pero no se sabe con cuántos dentro. Los imprescindibles desde luego no están. Se sabe que muchos están de teletrabajo. Un amigo ingeniero que trabaja en una Consejería, tiene una reunión por videoconferencia, ha de ir a casa porque en la oficina este ingeniero no puede conectarse. Es una situación kafkiana, nada es como parece, hay un orden escondido, inextricable y opaco. Podemos hacernos dos preguntas: ¿Realmente España tenía rodaje, medios y controles suficientes para pasar al teletrabajo, o ha sido nuevamente improvisación, irresponsabilidad, ineficacia, cortoplacismo, demagogia: "salvar vidas" y paternalismo con sus funcionarios a proteger, en directo detrimento y daño de los administrados? ¿Y qué pasa con los no funcionarios que dan el callo con mascarillas, escudos de cara, mamparas?

Este gobierno va a batir todos los récords, no solo marcado por los muertos y ahora punta europea de rebrotes, no solo va a causar estragos económicos, sino que desmantelará el Estado social: es tal golpe sistémico que difícilmente se desandará.