Finales del siglo XVIII. Agustín Yanes de la Cámara, natural de Los Realejos y alcalde mayor de Acatlán (México), mantiene correspondencia con la casa comercial Juan Cólogan e Hijos, en el Puerto de la Cruz. Dos preguntas nos surgen ante esa acción: ¿Por qué? y, por otra parte, ¿Cuál era la línea temática de sus preocupaciones? Al analizar sus palabras advertimos un intercambio de impresiones, con especial atención a aspectos económicos y otros asuntos propios de la vida diaria, siendo significativa la carta del 18 de enero de 1788 en la que informa que, tras el establecimiento de nuevas intendencias y las propias condiciones familiares, el trabajo y sus ocupaciones derivadas de la responsabilidad como alcalde mayor le ocasionaban múltiples tareas.

En su diálogo, además, observamos la lógica incertidumbre de un ser que muy lejos de su núcleo natal, continuaba mostrando un constante interés y preocupación por sus seres más queridos. En atención a ello, escribe con fecha 23 de febrero de 1791 ante la compra realizada en su representación por un terreno en la zona realejera de La Carrera, informando que si se llegara a necesitar ampliar el espacio no se dudase en contar con él para proceder a remitir la oportuna cantidad económica. Señala que los tiempos no eran favorables para el comercio. Sus pérdidas, en algunas ocasiones, llegaron a ascender hasta los 30.000 pesos.

Desde la distancia ruega por el cuidado de sus padres, sin importar los costes derivados. Como muestra de eso afirma que, en el caso de ser necesario, se podría recurrir a la venta de alhajas de su propiedad. También advierte de ser informado si se llegara a localizar una hacienda de viña y tierra útil inmediata a Los Realejos, cuyo valor no llegara a superar los 6.000 pesos.

En sus cartas recuerda a su tío, fray Domingo de la Cámara, con el fin de suministrarle una docena de pesos para sus oportunos gastos.

Cuatro años después, con fecha 22 de septiembre de 1795, expone su impresión ante el interés mostrado por su hermana para entrar en el convento de agustinas recoletas del núcleo natal. Una petición que no podía demorarse, atendiendo a que la situación de enfermedad y vejez de sus padres podía derivar en orfandad para la joven. Por ello, llega a solicitar que se le informara de todos los gastos para asumirlos.

Respecto a sus padres y, conocedor de su pronto final, manifiesta que se les deberá dedicar por el alma de cada uno de ellos 300 misas y el oportuno funeral. Muy preocupado ante la situación de guerra existente, no duda en apuntar que, de no existir unas condiciones seguras para el envío de dinero remitiría los fondos por otras vías.

Apuntes epistolares de notable interés que aglutina el profesor universitario Adolfo I. Arbelo García, en su obra Al recibo de esta€ Relaciones epistolares canario-americanas del siglo XVIII, publicada hace diez años por Ediciones Idea.

(*) Historiador