Se da a la república la excelsitud de sus orígenes y la vitola de mayor pureza, que haría inexcusable la gran consulta sobre un principio decisivo para la humanidad: la forma de la jefatura de Estado (monarquía o república), y sin que quede inteligencia para democracia real, garantías de derechos, libertades o bien común que solo son asuntos muy menores. La tesis rebelde (adolescente) es: ¡cómo se va a ser Jefe de Estado por nacimiento€!, cuando casi todo lo determina el nacimiento: sexo, raza, inteligencia, belleza, herencia, posibilidades educativas€, pero la obsesión es con lo que en nada te afecta personalmente. Uno puede tener complejos, subestimarse y sufrir por fealdad, poca inteligencia, raza, por condiciones inmanentes a su persona pero no por un hecho externo: ¡forma de Estado! que no te toca en nada, salvo en sentimientos que siempre están ahí: odio, resentimiento, envidia.

La famosa II República Española no la votaron los españoles, estos votaron alcaldes y concejales y algunos de estos electos la proclamó y el rey abdicó. Ir a votar a tu alcalde y salirte república.

Con tan creativo nacimiento, acotar la república a solo de "los trabajadores" no comportaba mayor sectarismo. Una república inclusiva.

La monarquía parlamentaria fue elegida en 1978 por la gran mayoría de españoles que se daban esa forma de Estado, mientras la II República no fue elegida por un solo español. Y la efímera I República tampoco. Como el diagnóstico del nacimiento no da mucho de sí, hay que adornarlo con otras condiciones ominosas, que es gasto excesivo, ostentoso, sin embargo el coste de solo TV3, el artefacto propagandístico sedicioso catalán, es ¡30 veces! más que el de la Casa Real. Si la jefatura de Estado fuera resultado de un acuerdo PSOE/Podemos, y si ahora con 23 ministros, ejércitos de asesores y flotillas de cargos en la peor crisis conocida, ni sienten pudor ni decencia, qué no harían con el Estado ¿venderlo? El chalet de Galapagar y su custodia eran inconcebibles.

La izquierda populista y muchos progres están detrás de la República porque saben que sería sin la derecha, y que esa es su gran promesa, nadie concebiría a De Guindos o Rajoy como jefes del Estado, sino a Monedero o Zapatero: para su reedición tendría que darse una decisiva correlación de fuerzas que la forzara.

Los españoles que han soportado sin rechistar despotismos, tiranías y absolutismos monárquicos, cuando la monarquía es absolutamente democrática, la cuestionan. No hay derecho que la jefatura de Estado sea por nacimiento, dicen, debe ser mucho mejor por aclamación, plebiscito, asambleísmo, acuerdos secretos entre oligarquías políticas inusitadamente inmorales.