La pandemia no sólo ha acabado con muchas de nuestras costumbres ciudadanas. También ha roto tradiciones generacionales, como la del consenso que había caracterizado los acuerdos de la Federación Española de Municipios. El lunes, el voto de calidad del exministro socialista Abel Caballero, actual alcalde de Vigo, y la abstención de Podemos, permitió que Hacienda se saliera con la suya, en una descarada operación confiscatoria, aceptada sin chistar por los alcaldes de Sánchez sin una sola protesta. El Gobierno se merienda los 14.000 millones de euros que habían logrado ahorrar los ayuntamientos, y a cambio estos reciben -sólo aquellos que tenían remanente- dos mil millones este año, y otros tres mil el año que viene, si las cosas no se tuercen. El Gobierno se compromete a devolverlo todo desde el 2023 y en los siguientes diez años, pero mejor echarle hilo a la cometa€ Cuando la crisis arrecia, hay que ser muy confiado para tragarse promesas a tan largo plazo.

Gracias al acuerdo respaldado por los alcaldes del PSOE, el Gobierno dispondrá ya este año de 12.000 millones de liquidez extra para seguir pagando sus facturas sin tener que apretarse el cinturón. 12.000 millones que los ayuntamientos no podrán gastar en atender necesidades propias. A ver... Uno piensa que cuando el país lo necesita, todos debemos hacer esfuerzos, pero lo cierto es que este esfuerzo que se ha exigido a los municipios no es para atender a los ciudadanos más necesitados -los ayuntamientos van a ser la primera línea de defensa de la pobreza en la crisis que se avecina, como ya lo fueron en la de 2008- sino para permitir seguir gastando sin tino a un Gobierno que no quiere hacer la parte más desagradable de la tarea que ahora le toca, que es la de recortar el gasto.

En vez de aplicarse a ello, que es lo que deberían estar haciendo Sánchez y sus ministros desde que el parón económico hizo saltar todas las alarmas, el Gobierno está preocupado fundamentalmente por ganar la batalla del relato: es triste que Abel Caballero, tras firmar ayer en Moncloa el acuerdo sobre los remanentes municipales, haya afirmado casposamente que "hay que remontarse al Gobierno de Zapatero, para encontrar algo parecido. Y ahora es Pedro Sánchez, quien, de nuevo, inyecta recursos financieros a las corporaciones municipales". Una extraña inyección esta: me quedó con 14.000 millones que son de los municipios y que alguien tendrá que acabar de devolver en 2033, y a cambio le doy este año 2.000 millones a los alcaldes (uno de cada siete que me quedo) y autorizo a los ayuntamientos a no cumplir la regla de gasto: que los alcaldes se busquen la vida pidiendo a los bancos para pagar las nóminas€

La ministra Montero, que había calificado de "imaginativa" su fórmula para embolsarse los remanentes municipales, se ha endemoniado cuando la mitad justa de la Federación de Municipios la ha acusado de dinamitar la tradición de acuerdo de la federación. "Hacienda ni roba ni expropia a los ayuntamientos", ha dicho. Bueno, no sé cómo se llama la figura, pero vamos a tener que esperar doce años para saber si lo que le han hecho a los ayuntamientos -y a los ciudadanos que han estado pagando impuestos municipales crecientes los últimos años- es un robo, una expropiación o un escaqueo. Dudo que alguien se acuerde para entonces de esta operación trilera...