La lectura superficial de tanto texto desordenado en torno al teletrabajo desde el domicilio u otro lugar ajeno al contratante, esto es, realizar el cometido profesional laboral común utilizando instrumentos tecnológicos apartado del centro de trabajo pero vinculado a su telaraña, red o web, me ha traído a la memoria el término "bilocación" atribuido a la monja concepcionista franciscana María de Jesús de Ágreda, nacida María Coronel Arana, que falleció el 24 de mayo de 1665 a los sesenta y tres años de edad -unos meses antes del día en que se murió a sus sesenta años el por ella asesorado rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y de los Países Bajos, duque de Milán y de Borgoña y conde de Flandes, Felipe IV el Grande-, y cuya tumba de su cuerpo incorrupto momificado yacente en ese lugar de Soria visité hace mucho tiempo. En el Diccionario de la RAE se recogen los términos "bilocación" y "bilocarse": "(De bi- y el latín locâre, de locus, lugar.) prnl. Según ciertas creencias, hallarse alguien en dos lugares distintos a la vez". La venerable autora de "Mística Ciudad de Dios" y otras obras literarias y de numerosa correspondencia con aquel rey de la casa de Austria, nunca abandonó su pueblo natal ni su clausura en el monasterio que allí fundó y, sin embargo, era muy frecuente su estado de éxtasis y levitación ingrávida. Su imagen vistiendo túnica azul era vista adoctrinando a los indios de las Indias, en Tejas y Nuevo Méjico. En un tiempo de las pestes bubónicas negras milanesa con estado de alarma (16291631), cerrando fronteras, y andaluza sevillana (1647-1652), y de la conocida como "guerra dels segadors" (1640-1652). Qué extraños recuerdos y coincidencias históricas.