Un empresario italiano compró hace más de tres décadas un suelo en Arico donde pensaba edificar un complejo turístico. Treinta años lleva la familia del fallecido soñador intentando hacer realidad su proyecto. El último intento son tres hoteles de cinco estrellas en medio de un parque medioambiental. ¡Pobres ilusos! Pensaron que haciendo un proyecto que rescatara la naturaleza degradada de la zona -cascotes y edificios abandonados- iba a colar.

En el municipio de Arico, que solo piensan en comer y en el futuro de sus hijos, sin ver más allá y sin preocuparse por el futuro de la fula roquera y el bocinegro saltón del tabaibal, estaban a favor. ¿Dónde está ahora ese proyecto? Tranquilos, todo controlado. Está “pendiente de evaluación” en el Gobierno de Canarias. Je, je. Échate a dormir. En un cajón muy profundo y muy oscuro en el departamento de Aquí No Se Pone un Jodido Hotel Más dentro de la división de Transición Ecológica y Perroflautismo Macarronésico.

Parece mentira pero aún hay gente de fuera que quiere hacer sus negocios aquí. Por mucho que les pongamos la zancadilla y les metamos palos en las ruedas, el enemigo insiste. A ver si se enteran que Canarias recibe con los brazos abiertos a nuestros hermanos del otro lado del charco, porque nosotros también fuimos emigrantes y sufrimos la miseria y y patatín y patatán. Y he ahí que San Isidro es ahora mismo la capital de América del Sur, Centroamérica e islas del Caribe. Y a mucha honra. Y recibimos con el alma abierta a nuestros hermanos subsaharianos, que vienen huyendo de la pobreza y buscando un nuevo mundo en El Fraile, por ejemplo. Sí señor. Porque somos así. Nosotros abrimos las puertas de la isla a cualquiera, a condición de que sea pobre como nosotros. Y que venga buscando un trabajo con el que poder comer y mantener a su familia. Pero que se olviden los que quieran venir para invertir pasta, montar un negocio y ganar dinero.

Para cargarse las islas levantando bloques ya estamos nosotros que hemos creado Sodoma y Gomorra por esas laderas para el Sur y para el Norte. Nosotros somos los meteoritos que cayeron sobre la isla hace años, en forma de muro sin enfoscar. Pero es que esta nueva gente de ahora tiene una jeta que se la pisa. Vienen a hacer un hotel de cinco estrellas al lado de La Tejita. ¡Habrase visto! Y lo ponen, para disimular, al lado del chiringuito pirata donde la gente se mete los cubalibres y al lado de una urbanización y un parking donde viven la mitad de los surferos que amablemente esquivan las cabezas de los toletes autóctonos que se atreven a meterse en las playas de El Médano. ¡Che, pibe, la concha de tu madre, que casi te mato con la tabla!

Lo que habría que hacer es pedirle a Sanidad que intervenga. Que a esta gente que sigue queriendo hacer hoteles en Tenerife los ingresen en la planta de siquiatría del Hospital Universitario de Canarias y les pongan una camisa de fuerza, porque están perturbados. ¿Hay alguien en su sano juicio que en este momento, teniendo unos millones en el bolsillo, los invierta en un hotel con la crisis peluda que estamos viviendo? ¿De qué lo van a llenar: de aire? Y es más, la prueba definitiva del trastorno: ¿No es más cierto, señoría, que hay que estar loco de remate para elegir la isla de Tenerife para sacar adelante un proyecto? No puede ser ignorancia, ni osadía. El hecho mismo de que pongan el dinero aquí te da una idea de que muy bien no pueden estar de la azotea.

¡Vade retro capitalistas e inversores¡ Sacad vuestras sucias manos de nuestra isla virginal, capital mundial del paro. Aquí no construye ni dios, sino Visocán. Para que le alquilemos por cien euritos al mes una vivienda que pagaremos con el Ingreso Mínimo Vital que nos dará el Gobierno. Nos dan la pasta y se la devolvemos. Economía circular. Ñossss qué virguería. Y Tenerife avanzando sin mascarilla.

El recorte

Ha nacido una estrella. En las filas del PSOE en la oposición del Ayuntamiento de Santa Cruz, se levanta una mano llena de falsos billetes del monopoly. Es la de Florentino Guzmán. Un concejal que ha descubierto -más vale tarde que nunca- que la política consiste básicamente en llamar la atención y que como en un programa de televisión lo importante no es lo que se diga sino cómo se diga. Guzmán ha ganado la seguridad en sí mismo que te proporciona el levantamiento de pesas y es capaz de intentar acoquinar a un concejal del PP gritándole improperios agresivamente y acercándose a dos centímetros de la cara. O sea, señales de un macho alfa que está marcando su territorio para demostrar que en la oposición ha nacido una estrella. Lo que pasa es que en el tema del enfrentamiento con Evelyn Alonso, a quien los socialistas le tienen unas ganas tremendas -y bastante lógicas- debería cuidar un poco más las formas. Ha convertido lo de la escolta de la concejal en un casus belli. Como si la protección de un cargo público que ha denunciado amenazas fuese algo ilegal o espúreo. Y el nivel de inquina con el que se dirige a Evelyn Alonso, para transformar su estancia en el poder en un infierno, podría acabar perjudicando a su propio partido. Un día se le puede ir la mano -con o sin billetes- y traspasar la frontera del machismo. El último pleno estuvo a un pelo. Incluso la animadversión política hay que gestionarla con cabeza.