Si algo ha demostrado Pablo Iglesias es capacidad para tirar peso por la borda sin que le tiemble el pulso. Desde el globo de Podemos han ido cayendo figuras como Juan Carlos Monedero -que se arrojó voluntariamente cuando fue necesario para salvar al partido-, Carolina Bescansa, Guillermo Zapata, Xavier Domenech, Albano Dante Fachín, Sergio Pascual o Iñigo Errejón. Y estos son solo algunos de los muchos cuerpos que han sido lanzados al vacío.

Hace poco más de un año, Podemos cesó a un abogado de su estructura, José María Calvente, acusándole -en un comunicado oficial- de acoso sexual. El tipo no se calló. Acusó a la cúpula de Podemos de intentar silenciarle con un montaje porque había denunciado internamente casos de corrupción. Afirmó que no solo no le hicieron caso sino decidieron aplicarle una preventiva purga, con escarnio público, acusándole de uno de los delitos más repugnantes. “No existe ningún expediente ni ninguna denuncia interna por acoso sexual. La única mención es la nota de prensa publicada por Podemos. Pero ese expediente no existe. Van a montar un expediente falso después del despido. Es un vil montaje del partido para desprestigiarme”, dijo en ese entonces Calvente.

Hoy, casi un año después, un juzgado de instrucción de Madrid tiene abierta una investigación contra Podemos -se desconoce aún a qué cargos afecta- por administración desleal y malversación de caudales públicos. El caso está sustanciado en la denuncia y documentos presentados por Calvente, entre los que figura la contratación de una empresa de asesoramiento para las elecciones municipales de 2019, Neurona Consulting, que en el momento de ser contratada no existía como tal empresa o una caja de solidaridad creada con las aportaciones obligatorias de los cargos públicos de la que un colaborador de Rafael Mayoral -cargo de Podemos que gestionaba este fondo- obtuvo recursos para un proyecto supuestamente ficticio.

Los viejos partidos políticos de este país se han financiado históricamente de una manera bochornosa. Hemos conocido cómo grandes bancos les han perdonado deudas multimillonarias y cómo grandes empresas les han inyectado dinero a través de diferentes fórmulas. Se han financiado irregular o ilegalmente sin ningún tipo de pudor, a pesar de que en las leyes ordinarias se contemplan procedimientos para el mantenimiento económico de los partidos a través de subvenciones públicas. Los nuevos establecieron sistemas algo más pulcros: pero solo aparentemente. A Pablo Iglesias se le está investigando ahora por el cobro de casi diez millones de fondos iraníes que fueron pagados a su productora de televisión. Que no sé yo por qué es delito trincar caviar con el sudor de la cámara. Que un partido haga chapuzas con sus cuentas, a estas alturas, ya casi no es noticia. Lo más llamativo es que el relato de Calvente se haya convertido en realidad. Esto es, que su fulminante cese y expulsión de Podemos, acusado de un supuesto delito sexual, haya sido la venda antes que la herida. Un esfuerzo inútil para debilitar su credibilidad como denunciante de las trapisondas internas de los dirigentes de su partido.

El recorte

Una curva que es una recta. La consejera de los parados de Canarias, Elena Máñez, ha señalado que la curva de destrucción de empleo se ha aplanado, lo que, en su opinión, significa que hay reactivación económica. Y es que esto de las curvas tendenciales es lo que tiene: desde Fernando Simón todos andamos con una curva a cuestas intentando hacerla recta. Si consideramos que Canarias tiene doscientos cuarenta mil parados y otros tantos congelados en los ERTE, es bastante lógico que la curva esté plana. Tal vez lo que esté mirando la señora Máñez es la recta, sin latido, del electrocardiograma de la economía de las islas. Dice que hay reactivación económica. ¿Dónde? De acuerdo a todos los indicadores habidos y por haber, desde el consumo eléctrico —cuando no hay ceros energéticos— al de combustibles, o el de matriculación de vehículos o al de entrada de turistas, lo que se percibe es que las islas se están desplomando. Y si en este invierno no se produce el milagro de los panes y los guiris, ese por el que espera tanta gente, nos vamos a terminar comiendo la curva, a la niña de la curva, a los catetos y a la hipotenusa. Sin turismo no hay paraíso. Perder doce mil millones de negocio no es una crisis, es un drama. Y la curva no será una recta. Será recto, al fondo y a la derecha.