Prácticamente todos sabemos que el fichaje de Leo Messi por? el Fútbol Club Barcelona se gestó en una servilleta de un conocido restaurante de la Ciudad Condal. Nos aprendimos de memoria el nombre de los delanteros de Brasil y Argentina en el Mundial de Italia 90 gracias a la maravillosa didáctica de las estampas. Conocimos lo que costaba ganar mil pesetas cuando cobramos nuestro primer sueldo. Nos dimos cuenta de la importancia de aprobar en junio cuando sudabas los libros de matemáticas. Todo el mundo conoce a Ferreras, Vicente Valles o Àngels Barceló sin necesidad de dedicarse al periodismo. Tenemos criterio propio para distinguir entre información y opinión, una costumbre casi académica entre numerosos medios de comunicación. Reconocemos un buen trabajo de investigación sobre corrupción sin tener la experiencia del director de un diario generalista. Algunos adoran a personajes como Amancio Ortega, Donald Trump o el Dalai Lama, mientras desconocen la inmensa labor de los miles de anónimos que componen el tercer sector. Somos elitistas hasta para eso. Dicen que las crisis generan héroes, algunos mediáticos y otros desconocidos. Y en el periodismo quizá más que en otros campos profesionales. En todo el mundo existen periodistas y algunos pocos medios de comunicación que han conseguido saltar los muros a la información. No es fácil, pero con valor, valentía y decisión han logrado contar la verdad durante y después de la pandemia. Una larga lista de periodistas que no conoces, ni conocerás porque es muy probable que su peso no cope las páginas de los principales diarios internacionales. Desde el silencio y el anonimato han contribuido para hacernos un poco más libres. El bloguero Raif Badawi lleva más de siete años preso en Arabia Saudí por “insultar al Islam”. No ha podido contactar con su familia desde finales de febrero. Narges Mohammadi, periodista y activista iraní, defensora de los derechos humanos, se encuentra en prisión desde mayo de 2015. El estado de salud de Narges ya era crítico antes de la pandemia y ahora se encuentra en mayor peligro de muerte. En una tercera carta al responsable del sistema judicial, la madre de Mohammadi escribió: “No solo ha vuelto a empeorar la salud de mi hija, sino que también nos presionan para que no digamos nada”. Ilham Tohti es periodista y académico uigur. Actualmente cumple cadena perpetua en China. En 2019 fue distinguido con el Premio Sájarov del Parlamento Europeo y el Premio Václav Havel del Consejo de Europa. Amadou Vamoulké, que fue director general de la radiotelevisión estatal de Camerún entre 2005 y 2006, lleva más de tres años en la cárcel acusado sin pruebas, sometido a un juicio interminable y cada vez más enfermo. Cuando la pandemia de coronavirus se adentró en África, 80 organizaciones civiles exigieron conjuntamente la libertad de los periodistas encarcelados de forma arbitraria en diez países africanos. Haled Drareni es corresponsal de Reporteros Sin Fronteras y de TV5 Monde y director del diario digital Casbah Tribune. Fue encarcelado el 29 de marzo del presente año por “incitar a una asamblea desarmada y poner en peligro la unidad nacional”. Las autoridades argelinas se estén aprovechando de la pandemia de coronavirus para ajustar cuentas con los periodistas independientes. Mahmoud Hussein fue a parar a una cárcel egipcia porque trabaja para Al Jazeera. Esta cadena de televisión está prohibida en Egipto. En mayo de 2019 se anunció su puesta en libertad, pero fue cancelada porque está sometido a una nueva investigación.

Ahmet Altan es un reputado periodista y escritor turco, perseguido por el Gobierno de Recep Tayipp Erdogan desde 2016, en el marco de las brutales purgas a intelectuales, académicos y periodistas que siguieron al supuesto golpe de Estado fallido del clérigo Fethullah Gülen contra el régimen turco. Cumple una condena de diez años y medio (datos de Reporteros Sin Fronteras). Así están las cosas en países bonitos de visitar y duros para ejercer el periodismo. Que no se te olvide cuando saques la foto.

@luisfeblesc