Aymeric de Picaud no es un romántico del S XIX, sino un monje benedictino del Poitou del siglo XII, y lo que para los primeros, el pueblo vasco, representa de belleza y singularidad, gracia y raíz, para el monje es ferocidad, primitivismo, lubricidad. Y eso que para entonces ya habían estado los romanos, que dejaron algunas huellas civilizatorias pero no las suficientes, a lo que se ve.

Otros visitantes del siglo XVIII/XIX fueron los descubridores de los vascos: Friedrich von Humboldt (hermano de Alexander), Voltaire, el vascofrancés Pierre Loti, el príncipe Luis Bonaparte (autor del mapa de todos los dialectos del vascuence), y sin viajar al País Vasco, el padre del nacionalismo que es Johann Gottfried Herder. Su entusiasmo por los vascos, sin haberlos visitado nunca, era idolátrico, había encontrado lo más original, misterioso, antiguo que pervive en Europa.

Herder está persuadido de que el idioma determina una cosmovisión y un carácter nacional que es decisivo en la vida, es la savia que irriga el espíritu de ese pueblo, y así lo hace particular en extremo. Los vascos como todos los pueblos no se imaginan ser poseedores de esa singularidad, hasta que los intelectuales nacionalistas no se lo aclaren. Se veían hasta entonces muy normales y vulgares.

Por tanto, en tu idioma está tu idiosincrasia profunda, de ver y comprender el mundo, tu genuinidad que te hace diferente al resto. Al de unas décadas de Herder se produce un fenómeno sociológico. Por mor del mayorazgo, los hermanos segundones deben de dejar el caserío e irse a Bilbao, otra capital, el seminario o América.

No hay que ser marxista para entender que las cuestiones económicas influyen en la "conciencia". El uso exclusivo del vascuence para los campesinos que tienen que ir a trabajar a Bilbao o América es una gran rémora. Y signo de primitivismo. Carece de toda conveniencia la lengua que fascinó a Herder. No negaré la influencia negativa de Franco, pero la descripción anterior, ya expuesta en este periódico, determinó que este argumento mío fuera reproducido por la revista en euskera Soziolinguistika Hausnartu.

Según acabo de consultar, el uso (no, saberlo) del euskera no hace sino descender. Por otro lado, llevan siglo y medio recibiendo gente de fuera, que acaban siendo vascos políticamente, pero también, como los del "RH negativo", sin nada que ver con Herder. Puede ocurrir que se demuestre que el misterioso euskera se formara en Gascuña con restos no romanizados. Realmente la filosofía idealista alemana de finales del SXVIII, carece de base para mantenerla. Solo lo hace el nacionalismo en su conjunto y la izquierda saltarina: de puro progresismo€ de progreso.