Las costumbres son hechos que con frecuencia llevamos a cabo. La verdad, muchas son la serena voluntad del día a día y la mirada tranquila del tiempo, sí, el mismo que sin andar llega y con dignidad espera su momento para marcharse. Es necesario ver que junto a las costumbres nos reconocemos y al lado de ellas encontramos la tranquilidad. Ahora, la mayor parte, no están pisando terreno firme. Cuesta reconocerse en lo que es testimonio de duda y forma forzada de miedo.

Leer el periódico en los bares, además de ser una actividad segura, es una buena costumbre. No nos vayamos por los abismos de las paranoias y busquemos formalizar un acuerdo con la coherencia y la razón. Hace pocos días acudí a tomar un café de buena mañana, con la prudencia que requiere el momento, me acerqué a la barra y le pregunté al camarero por el periódico. Muy amablemente me respondió que "es mejor no tenerlo". Según la Organización Mundial de Salud (OMS) los periódicos no transmiten la COVID-19. Por lo tanto: ¿qué problema hay a la hora de compartir un periódico? Qué de veces (sonrío) nos hemos despojado de los buenos modales y hemos salido corriendo a buscarlo. Sí, el café siempre sintió atracción por las letras, y las letras por el café (todo sea dicho), por lo tanto, devolvamos los periódicos a sus orígenes, y que sean nuevamente el amigo simbólico que siempre está a nuestro lado. Muchas personas son la soledad latente que solo sale de casa para leer el periódico... Igual es el momento de crear una atmósfera palpitante de luz y apresurar su salida. Junto a los titulares de los periódicos también se ejecutan los afectos. Todo lo que se palpa frecuentemente queda a disposición de la voluntad.