Aquella fue la semana que vivimos peligrosamente, dirán en el PSOE cuando recuerden estos días, jueves de pasión y viernes de dolores. Dos cruces en el Monte del Olvido. Arona, donde gobernaban en mayoría absoluta hasta que ha llegado una mitosis política. Y Santa Cruz, donde pueden perder la mayoría.

Ángel Víctor Torres se fue con Pedro Martín a ver qué pasaba ahí abajo. Cuando viene el jefe es que el tema es gordo. Y lo es. Hay siete concejales socialistas que están contra el alcalde, porque éste ha cesado al responsable de Urbanismo, Luis García, acusándole de deslealtad y connivencia con intereses privados. Un relato bastante frágil porque resulta que García, con otros seis concejales, venía acusando al entorno de Mena de eso mismo desde hace años. Una tensión que se desbordó con la presentación de una denuncia de García ante la Justicia, que implica a empresarios y asesores del alcalde. Con la noticia publicada de esa investigación es cuando Mena anuncia que le corta el cogote a su responsable de Urbanismo.

Torres se vino del Sur con dos ideas. Que aquello no tiene arreglo y que tiene de plazo hasta el lunes para arreglarlo. José Julián Mena convocó, para ayer jueves, un “pleno cáscara de plátano”. Terminó de pasar a Luis García por la quilla y se sentó a esperar a ver si la mitad de sus concejales cometían el gravísimo error de votar en su contra en algo. Le hubieran dejado como dios ante el partido. Hasta la hora en que se escribe esto -muy tarde; gracias dire- no habían picado. Como los matrimonios antes del divorcio, guardaban la compostura.

O sea, el Sur, en llamas. Y en Santa Cruz, hoy viernes se celebra otro pleno municipal cargado de nitroglicerina. La nueva concejala de Ciudadanos, Evelyn Alonso, tomará posesión de su cargo. Patricia Hernández, que se había llevado al huerto a los dos concejales de Ciudadanos para gobernar con el PSOE y con el apoyo de Unidas Podemos, ha intentado incorporar a Alonso a ese acuerdo. Pero la concejal no está dispuesta a sentarse en el mismo lado de su ex compañera, Matilde Zambudio. Las presiones que le han llovido en las últimas semanas han sido extraordinarias. Y algunas de ellas rozan esa difusa frontera entre las advertencias y las amenazas. Pero ha sido en balde. Alonso no ha cedido. Y lo que se prevé es que el PSOE pierda la mayoría, lo que abrirá las puertas de par en par a un cambio de gobierno.

Dos municipios y dos realidades que podrían debilitar la posición electoral de los socialistas. Pero además tiene otra lectura. El tribalismo del partido en Tenerife es un disolvente peligroso. Como dicen que dijo Disraeli, los adversarios se sientan en frente, pero los enemigos los tienes en casa. Mucho de lo que le está pasando al PSOE, desde la pérdida del protagonismo regional a los problemas domésticos, son justamente eso.

El recorte

Un apunte. Una de las reglas esenciales de la democracia es aceptar que unas veces se gana y otras se pierde. Y saber digerir lo segundo es menos agradable pero más importante que lo primero. Hemos visto lamentables espectáculos en donde los partidos movilizan a sus hinchadas para asistir a las instituciones a jalearles e insultar al adversario, cuando se produce algún cambio de gobierno. Ninguna fuerza política está libre de ese pecado. Durante las últimas semanas, se han realizado movimientos absolutamente lógicos y legítimos entre partidos políticos para luchar por la mayoría en Santa Cruz. Negociaciones, ofertas, contraofertas, cambio de cromos... Pero en paralelo, a nivel subterráneo, algunos han ejercido presiones y han lanzado amenazas impropias contra la nueva concejal de Ciudadanos, Evelyn Alonso, cuyo voto va a ser clave para inclinar la balanza de quien gobierne la capital. O sea, plata o plomo. Esos comportamientos ni sirven para nada ni son ejemplares. Y además son un error, porque la mayoría de las veces produce el efecto contrario que se buscaba: la persona que se siente acosada deja de tener dudas -si es que las tenía- y termina cabreándose con quienes cree que le presionan. Las diferencias políticas se arreglan con el tiempo. Las ofensas personales no. Precisamente esa clave es la que hoy puede cambiarlo todo.