En apenas cinco días decaerán los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo que se gestionaron al decretarse el estado de alarma, y nadie sabe si se prolongarán. Todo esto es caótico, delirante y angustioso. Para colmo la propuesta del Ministerio de Trabajo de incentivar la reincorporación de los trabajadores incluidos en los ERTE por el procedimiento de reducir las cotizaciones de los empleados mientras que se mantienen idénticas a aquellos que todavía permanezcan con sus contratos suspendidos. Como a Canarias llegarán pocos turistas en los próximos meses este incentivo es irrelevante, si no estúpido.

Los ERTE se prolongarán hasta finales de septiembre. Y a partir de ahí, el abismo. Incluso si Yaiza Castilla consiguiera el portento de que el Gobierno central mantuviera activos los ERTE vinculados al sector turístico canario, los que no lo están suman más de 80.000 personas que caerían directamente en el desempleo a principios del próximo otoño. Más de 80.000 personas simultáneamente que se añadirán a los más de 200.000 desempleados que padece ahora mismo la sociedad canaria. Las expectativas son muy sombrías. Las miles y miles de personas que acuden a los comedores de Cáritas en estas islas ya se han quedado atrás. Los alumnos que perdieron el último cuatrimestre del curso escolar ya se han quedado atrás. Los autónomos y pymes que han debido cerrar sus actividades ya se han quedado atrás. Basta ya de propaganda. Basta ya se mostrarse obscenamente en las redes sociales orgullosos de sus ministros, de sus consejeros, de sus equipos de altos cargos, del trabajo que, en todo caso, debería hacerse en silencio y sin repulsivos riquirracas. Jamás se había visto esta incesante exhibición pazguata de narcicismo infantiloide mientras miles de ciudadanos comienzan a tener hambre. Y financiada a menudo con el dinero de nuestros impuestos.

Las medidas anunciadas son insuficientes. Y lo son, también, porque exigen un proceso administrativo y técnico laborioso que precisa una actitud e incluso unos recursos que el beneficiario no tiene siempre. En cambio son necesarias y urgentes las ayudas directas para templar la que se nos viene encima, que no es una tímida y escalonada recuperación económica, sino la profundización de una recesión económica que disparará la tasa de desempleo por encima del 40% de la población activa, y no se sabe durante cuánto tiempo. Canarias se enfrenta no a una coyuntura crítica, sino a un reto existencial. Dirigir recursos a la entrega de alimentos, a modelos de trabajo comunitario, a la gratuidad de recursos como el agua y la energía eléctrica. ¿Y el Plan Canario para la Reconstrucción? Ah, se trata de un pequeño betseller. Se han vendidos unos 200 ejemplares. Ninguno dedicado.