El pasado jueves, el Supremo decidió el archivo definitivo del caso Grúas, tras agotarse el plazo de presentación del recurso de súplica. El auto del Supremo es, pues, ya firme. A partir de ahora, no caben más baladronadas ni amenazas como las escuchadas estos días sobre la posibilidad de reabrir el caso en origen, dejando -eso sí- a Clavijo fuera. Porque el Supremo no se pronunció sobre la inocencia o culpabilidad de Clavijo, se pronunció -de forma harto contundente- sobre la tramitación del caso, respaldando la actuación de la juez Celia Blanco y decretando su archivo. Eso puede gustarle más o menos a Santiago Pérez, Rubens Ascanio, la fiscal Farnés o la entera Unión Progresista de Fiscales, pero el caso está liquidado. Por mucho interés que se le ponga al asunto, ya no hay caso. Por eso sorprende aún más que los dos principales agitadores de este asunto, los concejales Pérez y Ascanio, dejaran pasar la oportunidad de presentar el recurso de súplica tras haber anunciado ambos que lo presentarían. Algunos pensamos que el recurso tenía poco recorrido: ni Pérez ni Ascanio estaban personados en la causa y probablemente habría resultado muy difícil convencer al fiscal para iniciar un procedimiento que en última instancia tenían que resolver los mismo cinco magistrados que por unanimidad dictaron el archivo.

Aun así, Pérez dijo que el auto era recurrible -cierto- y que se establecerían "los recursos que legalmente pueden asistir a la acusación particular", que -al parecer- resulta que eran tantos como ninguno. Ascanio -que no es jurista, sino licenciado en Historia- fue más allá en la columpiada al garantizar que su grupo municipal -Unidas se Puede- recurriría el archivo ante el Supremo, porque el Supremo "se basó exclusivamente en la memoria inconsistente de la jueza de instrucción de La Laguna", y porque en el auto falta "una "importante ampliación de la información que se mandó desde el Juzgado de Instrucción". Ascanio explicó que había hablado con sus asesores jurídicos y que -una vez estudiado el auto en profundidad- "tenemos claro que vamos a presentar un recurso porque es un caso evidente de vulneración de la legalidad", en el que hubo "intereses vinculados exclusivamente con lo personal y lo privado". Y por eso todos nos quedamos esperando, en la convicción de que o Pérez o Ascanio cumplirían. ¿Por qué no lo hicieron? Yo creo que no lo hicieron porque sabían que el asunto no iba a llevar a ningún lado y además les podía costar una pasta y hasta un disgusto. Les interesó más la vía de anunciar que Clavijo sería también investigado por el caso Reparos, cuyo informe fiscal, también elaborado por la Farnés, se filtró casualmente a los medios amigos cuando aún no habían pasado 24 horas del archivo del caso anterior.

Ni Pérez ni Ascanio han explicado al respetable los motivos por los que no han cumplido con lo que tan rotundamente aseguraron que iban a hacer. Ascanio optó por un ruidoso silencio. Y Pérez se ha dedicado a calificar a quienes no le bailan el agua de "sicarios" y a largar improperios contra Antonio Doreste, colega pero no amigo suyo, durante su etapa universitaria, y presidente del TSJC, por haberse atrevido a decir en unas declaraciones lo que piensa, que es lo mismo que hace Pérez cada vez que le place. Por cierto, Pérez también ha dicho otra cosa: que cede el testigo del caso Reparos al Ayuntamiento y la fiscalía, que a partir de ahora él ya no va a ocuparse más del asunto, que se quita de en medio. Muy seguro no debe estar del resultado.