Los últimos acontecimientos nos obligan a leer y mirar para el entorno con otros ojos, sin gafas de colores, para ver lo que ocurre en la agricultura, que adquiere un nuevo valor. La cultura de la abundancia, la Arcadia feliz en la que sobraban alimentos, las máquinas, los fertilizantes, las semillas genéticamente modificadas, nos inundarían de alimentos. Una cultura en la que supuestamente sobraban campesinos y suelos para cultivar, ¿sí? De tal manera que tendríamos coches funcionando con biocombustible, es decir, la agricultura no solo produce excedentes para alimentar a algo más de 7.000 millones de personas en el mundo, sino también para aportar combustible a la última máquina de la creación, el coche.

En unos días, hemos aprendido que tal modelo de vida tiene algunos puntos débiles. Se está produciendo un cambio climático, debido entre otras cosas a los excesos de un proceso productivo y de consumo que demanda más de cien millones de barriles de petróleo al día, a lo que hemos de añadir otros combustibles como el carbón, nuclear, etc.

En unos días, descubrimos una ciudad desconocida para nosotros, con más de 11 millones de habitantes, Wuhan. Aprendemos geografía en las catástrofes, ponemos a China en el mapa, y nos ponemos mascarillas (made in China) cuando se baja la contaminación en el mundo. Y vemos en nuestros campos mascarillas, y miramos las tierras de papas y la polilla guatemalteca con otros ojos, podemos abastecernos y dejar de importar 60 millones de kilos.

Leamos la historia y la geografía canaria. Las papas son un alimento clave para los canarios, no solo consumimos más de 30 kilos por habitante al año, a esto hemos de añadir que los campesinos canarios han conseguido mantener semillas y variedades introducidas desde los Andes en Canarias a mediados del s. XVI. En estos 400 años se han hecho cultura y medio, ya que las papas andinas las mantenemos en el mundo húmedo de los alisios, las 5 islas occidentales, incluso en unas ventanas abiertas en el norte de Lanzarote -en el Macizo de Famara-.

Las papas y los alisios

Si hacemos una lectura de la demanda canaria de papas y el suelo donde podemos sembrarlas, se puede cubrir la demanda de verano, 30 0 50.000 toneladas, tenemos suelos en las zonas regadas por los alisios sin tener que recurrir al riego artificial. Leamos los entornos de Fontanales en Gran Canaria, de Anaga a Teno en Tenerife, de La Galga a Montaña Vaqueros en La Palma, Las Rosas y San Andrés, en La Gomera y El Hierro respectivamente, etc.

Entendemos que estamos en tiempo para tomar medidas colectivas, entre el Gobierno de Canarias, los ayuntamientos y cabildos, las asociaciones agrarias, para entrar en un nuevo marco agrocultural, que lo impone el sentido común, ya que no es propuesta del Covid19 y la polilla guatemalteca, sino una lógica como pueblo.

Estos días he visitado una zona con los mejores suelos y clima para papas de verano, Icod el Alto-Tierras de Mesa. Suelos y clima ideal, ya que este año, con sequía incluida entre febrero y marzo, apenas se quejaban los agricultores de la falta de lluvia, asocian sus problemas a la polilla, todos hablan de la rotación (papas-cereal-leguminosa). Sin embargo, en un recorrido por el campo, se pone de manifiesto un amplio espacio sin cultivar, así como el individualismo y el minifundio que expresan todo lo contrario, la carencia de rotación, los cereales y leguminosas son minoritarios, las tierras balutas y las papas ocupan gran parte del terreno, en algunos casos tenemos un nuevo término agrario, papas de risa. Ahora las tierras son incubadoras para la polilla, antes había rebuscadores de papas y ganadería en el campo. Es decir, necesitamos un planteamiento que nos obligue, en pos del interés colectivo, a realizar rotación agrupando el territorio en grandes hojas, mejorar el saneamiento, la producción y la economía a los agricultores y a los consumidores, sobre la miseria individual imperante.

Leamos lo que nos dice un agricultor, con dilatada experiencia y agrónomo becado en Canadá, sobre el cultivo de la papa en dicho país, Simón Ortega.