La verdad es que cada día nos aparece un nuevo sobresalto, como el producido el otro día por el ministro de Justicia sobre su afirmación de que nos encontrábamos en algo así como "una crisis constituyente", por lo que estábamos en "un debate constituyente", hecho que me dejó atónito, sobre todo por venir de un magistrado excedente en situación de servicios especiales, con amplios conocimientos en Derecho Constitucional, por lo menos se le suponen, como el valor en la mili. Afortunadamente, tenemos una Constitución que, es tan demócrata consigo misma, que permite su modificación, pero, de ahí a que entremos en un proceso constituyente va un amplio trecho.

El proceso constituyente al que los partidos gobernantes -y los colaboradores separatistas se refieren-, pues vienen con esa majadería desde hace tiempo, hay que hacerlo por el procedimiento agravado, no por el sencillo como se han hecho otras con anterioridad, y que el procedimiento señalado está previsto para las reformas de mayor complejidad, que requiere unas mayorías que hoy no existen y, además, si afectan a determinados Títulos habrá que disolver las Cortes. Entonces, esas Cámaras elegidas redactarán el nuevo texto y, una vez aprobada esa reforma, será sometida a referéndum para ratificarla. Nada de eso ha sucedido hasta el momento presente, ni está en ciernes€

Una de las cuestiones que con mayor insistencia escucho, dentro de las "carnavaladas constituyentes", pues eso es lo que para mí significan actualmente, es la modificación de la jefatura del Estado. Famosa es la frase del representante del independentismo catalán Rufián, "cuestiona la monarquía y apoya la instauración de repúblicas en España". De hecho, durante el acto solemne de apertura de la XIV Legislatura en el Congreso de los Diputados, se leyó un manifiesto por parte de representantes de partidos independentistas catalanes, vascos y gallegos en el que exigían al rey que deje de ejercer "tutela" sobre gobiernos que emanan de la voluntad popular. Pero hay más€ añadían que la monarquía era un estamento que no responde a los valores republicanos de libertad, igualdad y democracia. Aquí, se confunde la gimnasia con la magnesia€

La república es una forma de estado cuyo jefe del mismo no es un monarca, como en el caso de nuestra monarquía parlamentaria, pero en la que en ambas formas coexisten la libertad, la igualdad y la democracia que reclamaban los anteriores con tanto ímpetu. En España, el jefe del Estado se encuentra bajo el poder legislativo y del ejecutivo, es decir: "que reina pero no gobierna". Claro, viniendo de quienes vienen la mayoría de las proclamas del cambio de jefatura del Estado, de esos que portan un paño tricolor, los que podamos simpatizar con la forma republicana la verdad que huimos del asunto, máxime cuando tiramos de hemeroteca y observamos los "grandes capítulos republicanos españoles", que resultaron del siguiente tenor.

La Primera República, no duro siquiera un año, tuvo cuatro presidentes; incluso hubo un ministro canario, Nicolás Estévanez, y entre otras ocurrencias, estaban los Cantones de Cartagena, Alcoy, Algeciras, Cataluña, Málaga, Andujar, etc., constituidos tras la insurrección federalista, donde los intransigentes pretendían desde las bases instaurar una república federal, sin esperar a que las Cortes Constituyentes elaboraran y aprobaran esa nueva Constitución federal española. Otras pretensiones eran la abolición de impuestos o la sustitución del Ejército por la milicia popular, hechos que llevaron a la España del momento al caos total y que estuvo a punto de la desintegración. Afortunadamente y dicho en términos coloquiales de nuestro tiempo, aquello duró escasamente dos telediarios.

Para el caso canario y dentro de ese federalismo, se contemplaba la posibilidad de constituir el Estado canario, pero como no se ponían de acuerdo los diputados canarios, adoptaron el acuerdo de la división de la provincia con la creación de dos subestados, siendo "testigo cualificado y redactor del acuerdo" nuestro ínclito ministro Estévanez.

Y qué decir de la Segunda República, un corto periodo democrático en el que procede el refrán: "entre todos la mataron y ella sola se murió". Sus comienzos ya fueron un tanto raros, pues nace de unas elecciones municipales que se toman como plebiscitarias entre monarquía o república, luego se desarrolló más bien como una república burguesa, con gobiernos de centro izquierda y centro derecha, hasta llegar al Frente Popular, cuyas elecciones fueron fraudulentas y tramposas, siendo Santa Cruz de Tenerife una de las capitales donde se realizaron esas graves alteraciones (1936: Fraude y violencia, de Álvarez/Villa - Espasa-2017), y su posterior radicalismo da al traste con todo, causando el fin de ésta, una Guerra Civil y posterior dictadura.

Con todos los antecedentes citados, aderezados con la "social-progresía" que la propugna, junto a los periféricos radicalismos, ¿quien apuesta por unas constituyentes y un cambió en la jefatura del Estado?

(*) Abogado y periodista