Felipe González dijo hace unos días que el Gobierno de Sánchez se parece al camarote de los Hermanos Marx. Ese sketch de Una noche en la Ópera es muy representativo del desorden y amontonamiento que define un Gobierno en el que los vicepresidentes compiten para robarle al otro la sardina y llevarla a su sartén, mientras el presidente se ocupa básicamente de chupar cámara.

Los Hermanos Marx dan mucho juego en la política que se hace ahora: todo lo que ocurre es cada vez más surrealista e incomprensible. Y muchas de las decisiones del Gobierno podrían identificarse con famosas frases marxistas (sector Groucho). El endeudamiento galopante, o la decisión de llevar el déficit patrio al 15 por ciento podrían responder al momento "más madera, que es la guerra", de Los hermanos Marx en el Oeste, frase que -por cierto- no aparece en la peli original.

Otra frase marxiana que define bien la situación actual es esa que dice: "he disfrutado mucho con esta obra de teatro, sobre todo en el descanso". Podría aplicarse perfectamente a las 17 comparecencias de Sánchez ante la nación, frente a la única realizada por su colega Ángela Merkel. O también: "estos son mis principios, si no le gustan tengo otros", con la que Pablo Iglesias explicaría los cambios sobre la política entendida como casta, aprobados masivamente en la semiclandestina Vistalegre 3.O: "a quién va usted a creer: ¿a mí o a sus propios ojos?", después de las ruedas de prensa para informar sobre víctimas del Covid-19, o "puede que hable como un idiota o parezca un idiota, pero no se dejen engañar: es realmente un idiota", aplicable a quien venda que de esta crisis estamos saliendo más unidos de lo que entramos.

Groucho y sus hermanos son geniales, sin duda. Por eso, no envejece ni su humor ni su retranca. Pero si hay un monólogo que los defina mejor que ningún otro es el de la primera parte contratante de la segunda parte, también de Una noche en la Ópera.

El Gobierno regional se queda con la escena de la confusión contratante: desde que el nuevo Estatuto le permite el uso del decreto ley, andan desaforados. El 2 de abril sacaron un primer decreto -el 4/2020- de medidas extraordinarias de carácter económico, financieras, fiscal y administrativas para afrontar la crisis provocada por el Covid 19. Aprobaba once millones de euros para cubrir el 30 por ciento de la base mínima de cotización de los trabajadores autónomos y permitía el incremento del endeudamiento a corto plazo de la administración regional. También establecía medidas para créditos y avales hasta doce millones para los gastos extras del Servicio Canario de Salud a través de su empresa de gestión. De paso autorizaba la tramitación de emergencia de expedientes de contratación y suspendía los plazos administrativos en las competencias canarias, siguiendo el modelo nacional. Se convalidó en Diputación Permanente y pasó a trámite como proyecto de ley. En ese camino, el Gobierno publicó el 23 de abril un segundo decreto para corregir el primero, porque se habían olvidado de definir los mecanismos para ampliar los créditos y flexibilizar el gasto. Hacienda incorporó en esa corrección una instrucción a las consejerias y departamentos para que los créditos que se amplíen indiquen la modificación presupuestaria con precisión. Y el jueves pasado se aprueba un tercer decreto contratante, el segundo de modificación del primero aprobado para (creo yo, porque no se entiende una higa) agilizar la ayuda a autónomos que sigue sin ser pagada, o a lo mejor resulta (puro marxismo) que es para concretar de subvenciones para incentivar mejoras en la contratación de trabajadores en ERTE y para reducir la economía sumergida en el servicio doméstico.

Juntos los tres decretos no los entiende ni Cantinflas revivido, que también era muy marxista. De la corriente cuate.