Por agricultura ecológica se entiende toda forma de cultivo que tiende a valorizar y conservar el sistema biológico de productividad, sin recurrir a sustancias químicas de síntesis. Por contra la agricultura convencional utiliza productos químicos para la producción, lo que da lugar a una producción de excedencia, pérdida de la fertilidad del suelo, disturbio del equilibrio biológico, de la calidad del ambiente agrario y alimentos contaminados por productos químicos.

El movimiento de producción ecológico ha contribuido a reclamar la atención sobre estos problemas y solicitar un pensamiento de intervención en agricultura y del modo de hacer agricultura. Introduce el concepto de calidad y totalidad, que es un índice de la moralidad de la producción, implicando respeto del productor y del consumidor. La palabra ecológico conlleva otros conceptos como la naturaleza, las interacciones, los ciclos de la vida y el ambiente. Ello quiere decir que incluye principios éticos y sociales. Es considerado un método indispensable para la supervivencia a largo plazo de nuestro planeta, con una elevada moralidad dados sus importantes efectos. Un agricultor debe ser consciente de que su actividad ejerce una influencia sobre el medio ambiente y hace posible la convivencia armónica. Con una técnica respetuosa la naturaleza puede mantenerse durante generaciones. La agricultura ecológica considera que el suelo debe ser una base sana, manteniendo su fertilidad para el crecimiento de las plantas. La agricultura ecológica produce alimentos de elevado valor nutritivo y en cantidad suficiente. Trabaja con método para involucrar los microorganismos, flora y fauna del suelo, plantas y animales. Utiliza recursos renovables para el mantenimiento de los elementos nutritivos. Garantiza que los animales tengan condiciones adecuadas para que puedan llevar a cabo su comportamiento de una forma lo más natural posible.

Mantiene la diversidad genética del sistema agrícola y de su entorno, incluyendo la protección de la planta y de su habitat. La elevada moralidad de este tipo de agricultura viene también dada porque asegura al productor una condición de vida adecuada, una retribución justa y un ambiente de trabajo sano, mientras que contribuye a mantener la salud del consumidor. En este sentido, conviene notar que la agricultura y ganadería convencionales tienen como objetivo producir plantas y animales que procuren ganancias teniendo poco en cuenta las consecuencias sobre el entorno y la salud de los consumidores, no siendo moralmente responsables de estas consecuencias. En cambio, desde el punto de vista del importante concepto filosófico de la unidad en la diversidad, el agricultor ecológico asume una gran responsabilidad moral para conseguir que el cultivo se integre como una unidad, en la que interviene desde un suelo fértil hasta la salud de quien come los alimentos ecológicos. Hay que tener en cuenta que el suelo está formado por un conjunto muy amplio de microorganismos y pequeños animales que debe fomentar para que se mantenga la fertilidad del suelo, utilizando para ellos fertilizantes de origen natural. El suelo se mantiene así sano y es capaz de proporcionar los nutrientes necesarios para un buen crecimiento y producción de las plantas que se cultiven, que produce sanamente. Esto es lo que hará que también estén sanas las personas que las consumen.

(*) Científico Titular jubilado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas