Los polacos saben sin duda cómo halagar el descomunal ego del presidente más ignorante de la historia de EEUU y así han propuesto bautizar con su nombre una base aérea que acogería eventualmente a las tropas de ese país que abandonasen la vecina Alemania.

"Fort Trump" sería ese nuevo fuerte Apache en Polonia, y el Gobierno polaco parece dispuesto a correr con buena parte de los costes. En 2018, cuando comenzó a hablarse del tema, se dijo que supondría una inversión de en torno a 2.000 millones de dólares.

Cuando se trata de complacer al "amigo americano" y enseñar de paso los dientes a Rusia, al Gobierno de Varsovia, el más "iliberal" de la UE, junto al húngaro de Viktor Orbán, no parecen importarle el precio...

Rechazado cada vez más en casa y admirado en cambio por todos los Gobiernos nacional-populistas del mundo, desde el de Orbán hasta el del brasileño Bolsonaro, el Donald parece disfrutar de especiales simpatías en ese país del antiguo Pacto de Varsovia.

A los casinos, los hoteles, los campos de golf, las plazas de Jerusalén, las proyectadas colonias israelíes en territorio palestino ocupado, y algún bulevar en una ciudad albanesa que llevan ya su nombre, se sumaría así, de aceptar Washington la propuesta de Varsovia, el de una base Trump en territorio polaco.

El actual ocupante de la Casa Blanca, que no ha ocultado nunca su antipatía por Alemania, ha dado órdenes al Pentágono para que prepare la salida de un tercio de las tropas que tiene estacionadas en ese país: 34.500 soldados, a los que hay que añadir unos 11.000 civiles.

En total hay actualmente en Alemania más militares de EEUU que en cualquier otro país del mundo con la sola excepción de Japón, donde suman 55.100. En Corea del Sur, por ejemplo, son 26.000.

Conviene recordar al respecto que en el momento de la reunificación había estacionados en la RFA unos 228.000 soldados estadounidenses, cifra que se iría reduciendo gradualmente hasta llegar al nivel actual.

El presidente del America First ha tomado su decisión de reducir el contingente militar en Alemania sin consultar antes a sus aliados. "Trump trata a la OTAN como a su propio país", critica el conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Claro desaire a los socios, al que se suman las repercusiones negativas que un eventual desplazamiento más al este de las tropas norteamericanas tendría para la llamada "acta fundacional" de las nuevas relaciones de seguridad y cooperación mutua entre Rusia y la OTAN".

Ese documento, firmado en París en 1997, limita en efecto el estacionamiento de tropas occidentales en los países del antiguo Pacto de Varsovia y su vulneración sería interpretado en el Kremlin como una provocación.

El plan de Trump ha suscitado mientras tanto oposición en Estados Unidos, y así el ex secretario de Estado y ex jefe del Estado mayor conjunto bajo la presidencia de George W. Bush, Colin Powell, ha criticado su carácter unilateral.

Para complicarlo todo o, visto desde otro ángulo, darle argumentos a Trump, la nueva dirección de los socialdemócratas alemanes se opone a la modernización del arsenal nuclear estadounidense en territorio germano porque sólo servirá para aumentar las nuevas tensiones Este-Oeste, y reclama la total retirada de ese tipo de armas.

Washington rechaza, sin embargo, ese argumento, sostiene que la nueva carrera de armamentos es ya una realidad y culpa a los rectores de Moscú de estar invirtiendo masivamente en nuevas armas estratégicas capaces de alcanzar cualquier objetivo en Europa occidental.

El temor de algunos analistas norteamericanos que trabajaron con anteriores presidentes es que si Alemania terminase abandonando su compromiso nuclear con la OTAN, podrían seguir sus pasos otros países donde hay armas nucleares de EEUU como Holanda, Bélgica, Turquía o Italia.

Todo lo cual no haría sino envalentonar a la Rusia de Putin, cuya agresividad -véase la anexión ilegal de Crimea y el apoyo a los separatistas del este de Ucrania- no deja un momento de criticar la OTAN sin reconocer su propio papel en esa peligrosa reedición de la Guerra Fría.