La pandemia por el coronavirus ha producido un gran tsunami en todo el mundo. Algunas personas han dejado su vida en esta tormenta y otras sobrevivirán con más o menos dificultad ante el coletazo económico y social que se producirá. La mayoría de opiniones coinciden en aventurar grandes cambios en nuestra sociedad, aunque nadie sabe en qué sentido se producirán. Pocas semanas antes del inicio de la pandemia se celebraba en Madrid una reunión internacional sobre el cambio climático (Horizonte 2020) y todos estábamos inmersos en salvar el planeta. Mejor dicho, en salvarnos nosotros ya que la Tierra ha superado por sí misma muchas catástrofes previas. La humanidad corre un riesgo alto de colapso o incluso de extinción si no modificamos nuestro comportamiento, repetían los medios de comunicación. Era una apuesta común, de gran alcance internacional, que no podíamos perder de vista. Nada sabíamos de cuándo caería la primera gota de agua ni si habría otro Diluvio, cuando llegó el coronavirus y ahora estamos reiniciando la fabricación del Arca.

Hace unos días el Gobierno español registró en el Parlamento el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética (2021-2030) para ser discutido en las Cortes y aprobado posteriormente. El plan pretende para el año 2030, reducir las emisiones de gases con efecto invernadero (20%), incrementar el uso energético de origen renovable (35%), con un 70% de participación de estas energías en obtener electricidad y una reducción del consumo de energía primaria de, al menos, un 35%. Para el año 2050, los objetivos de reducción de gases con efecto invernadero se esperan de un 90%.

Casi simultáneamente, un grupo de profesionales, científicos y académicos del País Vasco han redactado un manifiesto titulado "para una economía ecológica en la Euskal Herria post-covid19", que presentan al público en general para su conocimiento y discusión. En este documento, sus autores, proponen unas pautas de conducta para conseguir una sociedad más sostenible y equitativa, basada en valores positivos de respeto hacia la naturaleza y las personas. El texto expone un necesario cambio de rumbo, tanto individual como colectivo, para dibujar un nuevo modelo de sociedad basado en la solidaridad. En concreto plantean cinco líneas de actuación para desarrollar sin demora, a partir de la recuperación de la actual crisis sanitaria: 1) Mejorar la inversión en sectores educativos, sanitarios y energía sostenible, así como reducir el uso de combustibles fósiles; 2) Asegurar la provisión de bienes y servicios esenciales y fomentar el consumo de proximidad, minimizando la dependencia de mercados globales y especulativos; 3) Evitar la degradación de los ecosistemas y hacer frente al cambio climático con una política que desincentive la sobreexplotación; 4) Abandonar el modelo de movilidad con grandes infraestructuras y fomentar el transporte público de cercanías, y 5) Transformar el modelo agrícola alimentario garantizando la biodiversidad y la producción sostenible y local, cuidando el uso de productos saludables.

En estas mismas fechas, un numeroso grupo de intelectuales de todo el mundo (Noam Chomsky, Naomi Klein, Yanis Varoufakis, Fernando Haddad, entre otros) lanzan una iniciativa denominada "Internacional Progresista" para fomentar la unión, coordinación y movilización de activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales y partidos en defensa de la democracia, la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad. Este movimiento pretende unir todas las fuerzas progresistas no solo para defender el estado del bienestar, sino para consolidar un mundo más igualitario y pacífico, donde predomine la economía de colaboración y la sostenibilidad de la vida en nuestro hábitat natural.

Coincidiendo también en el tiempo, sir Partha Dasgupta, profesor emérito de Economía en Cambridge, publica un documento titulado Revisión independiente sobre economía de la biodiversidad. Se trata de un texto abierto (www.gov.uk/official-documents) a la opinión pública, que espera haga suyo el gobierno del Reino Unido. Su objetivo es explorar formas de mejorar el medio ambiente natural y generar prosperidad. En este documento se llama la atención sobre la pérdida de biodiversidad por la extinción de un gran número de especies, tanto animales como vegetales y sobre el riesgo de colapso económico por catástrofes naturales secundarias al cambio climático. El autor indica que la actual pandemia es un buen momento para emprender acciones dirigidas a modificar esta deriva, aunque su opinión ha sido criticada por algunos autores contrarios al concepto de "capital natural".

Dirán que es casualidad que coincidan estos textos, aunque yo prefiero pensar que es una oportunidad. El tsunami que mencionaba al inicio ha modificado ya nuestras pautas de conducta y ello representa un golpe teórico para encender de nuevo el motor de la sociedad, después de este frenazo forzado. Les ruego que tengan en cuenta las referencias que menciono y que les añadan las indicaciones de los organismos internacionales presentes en Madrid el pasado mes de diciembre. Todos somos necesarios, tanto individual como colectivamente y todos podemos y debemos hacer algo. Una buena manera de organizarse es a través de la denominada "individualidad colectiva" que refiere Eudald Carbonell, bien distinta del individualismo que siempre reduce la eficacia de nuestras acciones.

En cualquier caso, una sugerencia musical antes de entrar en debate. Escuchen atentamente la Canción de Solveig, perteneciente a la suite núm 2, op.55 (Peer Gynt) del noruego Edvard Grieg, basada en el drama de su contemporáneo Henrik Ibsen. El texto dice así: "Puede pasar el invierno y desaparecer la primavera; el verano también se irá y después el año entero. Pero lo que sé seguro es que volverás de nuevo y que como prometí entonces me encontrarás esperándote". No perdamos nunca la esperanza. La pandemia pasará y la naturaleza nos espera. Yo no quiero entrar en el Arca, prefiero seguir respirando el aire de mi pueblo y caminar por sus polvorientos caminos. Confiemos que después de este largo invierno tengamos una primavera como nunca hemos visto antes.

(*) Médico