La Canarias ultraperiférica y discapacitada de hoy tiene unas 145.000 empresas. Pero agárrense los machos: 80.000 no tienen trabajadores y otras 57.000 tienen menos de diez. En las islas solo existe un centenar y medio de empresas con más de doscientos cincuenta trabajadores. Podría decirse que empresarialmente somos el Silicon Valley de pitufolandia.

¿Y esta radiografía qué nos dice, doctor? Pues que la capacidad de resistencia de nuestros pulmones económicos es como la de un fumador empedernido y tuberculoso. La autonomía gasta cinco mil millones en mantener 62.000 empleos públicos y el Estado otros tantos en sostener 65.000 funcionarios en las islas. ¿Cuánto se gasta en mantener a las 140.000 pymes y autónomos? Ni un chavo.

El presidente de la Cámara de Comercio, Santiago Sesé, está cabreado, porque los autónomos canarios se mueren. Asegura que lo que no se puede hacer es dar microcréditos las pymes y luego clavarlas a impuestos: lo que le das con una mano, se lo quitas con la otra. Dice que necesitamos una moratoria fiscal. Es verdad. Pero también necesitamos mantener servicios públicos. Y ¿de dónde sacamos el dinero?

Del endeudamiento. Canarias tiene que comprometer sacrificios a futuro, para cuando la economía vaya bien y podamos pagar nuestras deudas. Ahora toca sobrevivir. Pero todos. Si no salvamos a los autónomos y a las pequeñas empresas, no quedará nadie para pagar. Si matamos las vacas, se acabó la leche.

Santiago Sesé quiere que Canarias luche por tener el 50% de exenciones fiscales a las rentas del trabajo, como Ceuta y Melilla. Es un viejo sueño que se barajó cuando las islas renunciaron a tradiciones librecambistas para entrar en Europa. Por supuesto, no prosperó. Madrid no quiso ni hablar del asunto. Incluso el PP de Canarias lo llevó en un programa electoral. Una promesa más que se incumplió.

Vamos de estupendos por la vida, pero no somos tan especiales. El País Vasco tiene la soberanía sobre sus propios impuestos y sus incentivos fiscales. Tal vez por eso son la comunidad más próspera del Estado. Las subvenciones a la producción de energía extrapeninsular van también a Baleares (a pesar de que está doblemente conectada por cable al continente) y a Ceuta y Melilla. Lo mismo que la subvenciones al transporte de viajeros y mercancías. Andalucía recibe, desde tiempos inmemoriales, paletadas de millones que se destinan al apoyo del trabajo en la agricultura. Y en reconversión del sector industrial en Asturias y León se invirtieron miles de millones. Y así podríamos seguir por todos los rincones de la geografía.

Igual la idea no va tan desencaminada. Imaginen, en la renta, pagar en Canarias la mitad de los impuestos del resto del Estado. Sería como si nos doblaran el sueldo. Las islas tienen la población de una ciudad europea mediana, tirando a pequeña. El costo no sería tanto. Pero ese dinero iría directo a nuestros bolsillos. Sin intermediarios. Y es ahí donde se jeringa la cosa. Del actual sistema, un espeso e intrincado bosque de subvenciones, programas y reglamentos, viven muchas felices garrapatas.Cementerios

No sé si es querencia. Vete a saber qué extraños mecanismos tiene el subconsciente. Pero igual que los toros bravos buscan las tablas, Coalición Canaria está mirando para los cementerios. Que ya son ganas de jugar con fuego sin haber celebrado ese famoso y largamente esperado congreso re-constituyente, re-fundacional o re-volucionario. Dicen los nacionalistas que el gobierno se está pasando siete pueblos al prohibir a los canarios visitar a sus finados y llevarles flores, mientras permite las reuniones familiares de hasta diez personas. No me parece muy afortunada la comparación. Pero es verdad que hay bastante gente que suele acudir a visitar los restos de sus difuntos y acostumbra adornar sus tumbas con flores. Los riegos de contagio en esa actividad parecen bastante más escasos que los de irse de cervezas a una terraza, así que tal vez convendría que las autoridades revisaran el protocolo y dejaran a los creyentes acercarse hasta la memoria de sus fallecidos. Tal y como está la cosa, sin turismo, con casi medio millón de parados, con empresas echando el cierre y con decenas de miles de hogares al borde de la pobreza, igual dentro de unos meses toda Canarias será en sí misma un gran cementerio. Y alguna tumba tendría CC en esa timba. Será por eso.