El coronavirus ha terminado infectando también la política. Y las declaraciones potencialmente destructivas amenazan con llevar a la UCI al actual pacto de gobierno en Canarias.

El PSOE llevaba una incómoda temporada aguantando cachetadas en las islas y desaires en Madrid. O sea, leña por los dos lados. Y se les ha saltado la tapa del aceite. "Estamos hartos de aguantar", aseguran. Desde hace algunas semanas el presidente de la Agrupación Socialista Gomera, Casimiro Curbelo, está pidiendo que el Gobierno de Pedro Sánchez cumpla con Canarias. Y el presidente de Nueva Canarias y vicepresidente del Gobierno, Román Rodríguez, tampoco se ha cortado al decir que o se atiende la situación en las islas o aquí habrá "hambre".

Esta semana la portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento, Nayra Alemán, ha salido para mandar un "recadito" a su socio de gobierno. Le ha dicho a Román Rodríguez que lo que tiene que hacer es "aplicarse" para gastar bien los fondos públicos. Y además añadió una banderilla de despedida. "Tenemos que ponernos todos a trabajar, ya está bien de estar siempre mirando a ver si nos cae el maná".

Alemán no se ha cogido un calentón. Ni ha dicho lo que ha dicho en un arrebato. Ha soltado una andanada que lleva el nihil obstat del aparato del partido en donde algunos ya están hasta más arriba del bigote de que a las críticas de la oposición se esté sumando la de algún compañero de viaje. Pero en el PSOE se equivocan apuntando con la escopeta a donde no deben. Lo que le están gritando sus aliados, por incómodo que pueda resultar escucharlo, es que la sociedad de Canarias no va a poder sobrevivir si no existe un plan de rescate del Estado. Y eso es de una evidencia tan aplastante que no sé cómo a estas alturas siguen sin digerirlo.

A la portavoz socialista le traicionó el subconsciente. El maná era un alimento milagroso que caía del cielo, gratis total, para que comieran los judíos. Lo que llega a Canarias se llama financiación de los servicios públicos básicos. Lo mismo que llega a Cataluña o Valencia. No es ningún regalo divino, sino una pieza del pacto que llamamos Estado. A ver si superamos los complejos. Y otra cosa: este archipiélago llega socialmente debilitado a una crisis del modelo económico en el que se basa nuestra vida. Que no se enteren en Madrid... vale. ¿Pero es que aquí tampoco se han dado cuenta?

Lo que atravesamos no es un declive temporal por el confinamiento. Es mucho más dañino y potencialmente mortal, si la ausencia del turismo se prolonga demasiado en el tiempo. Que Rodríguez o Curbelo estén alarmados solo demuestra una cosa: que la ven venir. Es mucho más de lo que puede decirse de otros. Da la sensación de que Pedro Sánchez está a lo que siempre ha estado; a lo suyo. Y si el Gobierno de España abandona a Canarias, los socialistas van a tener que elegir si están con el asesino o con las víctimas.