Cuesta entender lo que ocurre en Lanzarote, ya que la gestión del agua no ha tenido un uso afortunado. Por un lado, la atomización de las desaladoras, más de 40, y por otro lado la red con grandes pérdidas, en algunos casos supera el 50%. La depuración de las aguas y su reutilización para regar, hemos de entender que hoy es un capítulo básico en el plano económico, sanitario y ambiental. Lanzarote dispone de una amplia superficie de suelo cultivable, posiblemente superior a la de La Palma.

Con los caudales de agua urbana, podemos regar podemos regar frutales y forrajeas con agua depurada, manejando con el máximo cuidado, tanto los elementos de salud humana como la protección de los suelos (niveles de sodio, boro y otros). Todo el conocimiento entre el suelo y el agua, como bien han planteado los profesores, Antonio Rodríguez (q.e.d.) y Marisa Tejedor.

Los caudales que se vierten al mar en Lanzarote, multiplican por 8 los aportes hídricos del manantial más caudaloso de Canarias (Marcos y Cordero). Es decir, Lanzarote dispone de un caudal, que es el 30 ó 40 % del volumen de agua que aporta la naturaleza en los manantiales, galerías y pozos de La Palma, y apenas hacen uso de la misma.

Es prioritario extender una red de aguas blancas, y otra de aguas depuradas a lo largo de la isla, creando comunidades de regantes y cultura de riego, con un manejo bien asesorado por personal cualificado.

Comparemos con la zona de Las Galletas, en Tenerife, con clima, régimen de vientos y pluviometría similar a Lanzarote, que hoy en día es un emporio agrario de los más vivos, siendo la mayor superficie regada con aguas depuradas de Canarias - y hasta hace poco de España-, con algo más de 1.000 Has. regadas, donde crecen entorno al 20% de los plátanos de la isla. Es una referencia en Canarias, de la reutilización de aguas urbanas, con más de 20 años de experiencia, obra pionera, con seguimiento por un equipo de la Universidad, siendo una demostración de la incorporación de las aguas negras a la actividad agraria.

Tenemos otras experiencias en el mundo, como Singapur y otros, donde se hace uso incluso para consumo humano de aguas depuradas, aunque con interrogantes para el futuro, tanto sociales como de contenido en la eliminación de todos los elementos nocivos, es decir, ¿de la alcantarilla a la mesa?, ¿aunque la tecnología y los laboratorios nos digan que sí?.

Ponemos el ejemplo de Singapur, ya que aquí no hacemos un uso razonable en cultivos, que no tienen un uso directo en los consumos humanos. Formado por 73 islas, 500 Km2, algo más de 5 millones de habitantes, es el país más rico del sureste asiático, con el segundo puerto más importante del mundo. El tercer país en renta per cápita del planeta. Su agua viene: 30 % de Malasia, otro 30% de desalación, otro 30% de aguas reutilizadas, y el 10 % del agua de lluvia. Si bien, la mayor parte la utilizan en el plano industrial, en numerosas ocasiones, ante la contaminación de los ríos de Malasia y la sequía, han puesto en la red de agua potable las aguas depuradas, dando argumentos científicos de calidad.

Otros alcanzan los estándares de agua potable que establece la OMS, aunque el tema social no está totalmente resuelto. Romper con los prejuicios, la aceptación social no es un tema de un día, por ello hemos de tener una red de aguas depuradas en zonas agrarias, y trabajar en un cambio de mentalidad en el uso de las aguas depuradas y los regadíos.

Leemos lo que ocurre en el mundo: el mayor afluente del Tajo son las aguas negras de Madrid, algo más de 6 millones de habitantes, más de 1 millón de m3 al día. Qué decir de la cuenta del Yang-tse, con el 40% de la población de China, o bien el Indo, con más de 200 millones de pakistaníes, o las aguas que beben en Shanghái, Karachi o Rotterdam.

Es prioritario que leamos con otros ojos el uso de los recursos, y en particular los hídricos, tema básico para hacer estas islas más sostenibles. Pongamos recursos públicos en dichos temas, como algo básico en el futuro de Canarias.

Claro que hay contaminantes emergentes, medicamentos plásticos, productos químicos., también en el aire. Hemos de hacer una mejor gestión contando con tal realidad.

La agricultura y la cultura de antaño hemos de cuidarla, los arenados, el jable, los cultivos de secano, los frutales, los nateros, las semillas locales. Pero también, incorporando las aguas bien depuradas para regar, y también riego con aguas desaladas en hortalizas y plantas de consumo directo.

No sólo hemos de cuidar el turismo, el campo es algo básico. No pongamos todos los huevos en la misma cesta.

Wladimiro Rodríguez Brito