Sin embargo, y ante el panorama que se vislumbra para los próximos meses, parece que los precios están dibujando un panorama no tan negativo como los todas las previsiones e indicadores ya están señalando. Ya estamos asistiendo a la rebaja de la calificación crediticia de algunas compañías y a recortes en los resultados empresariales del primer trimestre, bien porque han optado por una política financiera prudente, adelantando fuertes provisiones ante un futuro previsiblemente peor, y que han lastrado sus resultados, o bien porque simplemente los efectos del Covid-19 se reflejan en sus cuentas. Respectivamente, podríamos citar al sector financiero y al turístico.

Sea por el motivo que fuere, resulta razonable pensar que el impacto en las cuentas de resultados derivados del Covid-19 será mucho más severo en los sucesivos trimestres del año. Y habrá que estar pendientes no solo de sus resultados, sino también al impacto que en sus balances pueda tener la situación, tanto a corto como a medio plazo. Controlar que un problema de caja no se convierta en un problema de solvencia. También valorar cómo impacta la situación económica tanto en los planes de inversión que las compañías tenían previstos como, yendo más allá, valorar el impacto en su propia capacidad de inversión y crecimiento.

A pesar de este negativo escenario, y a pesar de las bruscas caídas que hemos visto en los mercados financieros, no parece que éstos reflejen la gravedad de la realidad. Y esta divergencia tiene diversas causas. Por un lado, las medidas en materia de política monetaria que los distintos bancos centrales han puesto en marcha han contribuido decisivamente a calmar momentáneamente la situación. Estas medias han permitido que se recupere cierta normalidad en los mercados de deuda, que los precios y diferenciales vuelvan parcialmente a la situación previa y, sobre todo y muy importante, que siga fluyendo la liquidez imprescindible para que los mercados de crédito sigan funcionando.

Aunque lo más llamativo resulten los mercados de renta variable, debemos prestar especial atención a las condiciones de los mercados de deuda y crédito, a sus precios, primas de riesgo y diferenciales, a las condiciones de nuevas emisiones, e insisto, a su liquidez.

Por otro lado, si identificamos la evolución de un mercado solo atendiendo a la evolución de su índice de referencia, será la composición y método de cálculo de éste quien configure una primera opinión sobre aquél. Y como señalamos más arriba, el Covid-19 no ha impactado por igual en los distintos sectores. Pensemos en compañías como Microsoft, Alphabet (Google), Amazon o Netflix, compañías que aun en el entorno actual muestran un excelente desempeño, y que además tienen un peso específico muy elevado en determinados índices, lo que explica su comportamiento no tan negativo como la realidad nos sugiere.

Así que cuando tomemos una decisión respecto a nuestra cartera de inversión, profundicemos en el análisis de la situación y en cómo puede afectar nuestra cartera, lo que nos recuerda necesariamente la obligación de conocer en profundidad nuestra cartera de inversión. El riesgo no está en la variación de los precios, está en no saber qué estamos haciendo.

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