Hace poco más de dos meses, el 12 de febrero de 2020, en un artículo publicado por mí en este periódico bajo el título Canarias ante el reto de los cambios turísticos, analizaba los datos que nos había dejado el año 2019 y planteaba cuáles serían los retos que tendrían que afrontar las Islas ante los cambios turísticos que se avecinaban.

Escribía que la elasticidad de la demanda había llegado a su tope y hablaba de las quiebras y la situación del turismo en Canarias. Hoy, cualquiera de las conclusiones expuestas son una paradoja frente al efecto de la pandemia provocada por el coronavirus, que ha producido un parón mundial que evita el desplazamiento de las personas y, por tanto, del turismo.

Todos los indicadores económicos y los principales analistas mundiales coinciden en que estamos ante una situación de crisis mundial, de la que saldremos más pronto o más tarde en función de las decisiones que se tomen y de los apoyos extraordinarios de gobiernos y entidades financieras. Todas las empresas turísticas del mundo sufrirán en mayor o menor medida daños económicos por la pandemia.

Partiendo de esta base, y confiando en que tanto en nuestro país como en los países emisores las decisiones sean las adecuadas, podremos centrarnos en que las empresas turísticas se recuperen lo antes posible. Para ello, uno de los primeros objetivos debe ser recuperar la confianza del turista a viajar. Analicemos cuáles son nuestros retos ante esta nueva situación

El confinamiento en sus casas y durante semanas de casi la mitad de la población mundial, seguramente fomentará las ya conocidas tendencias del turista, la necesidad de libertad, de conocer y de disfrutar. En muchos casos se valorará que hacer turismo no ha sido suficientemente atendido. Es aquí donde Canarias aporta valor y una oferta de posibilidades tan amplia como imagine el turista.

En primer lugar, nos debemos centrar en facilitar la experiencia del viaje. Tras esta situación, la identificación de los turistas, los trámites para facilitar los viajes, el paso fronterizo, la seguridad de los pasajeros y la prevención de los países respecto a posibles amenazas venidas del exterior necesitan de herramientas innovadoras, seguras, suficientemente útiles y rápidas. Por ejemplo, tener test o sistemas que identifiquen y garanticen la seguridad y la salud de estos durante el viaje.

El miedo en la mente del turista. Nos encontraremos en un escenario en el que la demanda turística cambiará cualitativamente, con nuevos criterios en la decisión de compra que nos obligan a un análisis y revisión de nuestra oferta y servicios. En una primera fase, nos debemos dirigir hacia los mercados que antes contengan la pandemia, a la vez que se ofertan propuestas adaptadas a la nueva realidad y a los gustos y prioridades de éstos. El mercado local y nacional debe ser otra de nuestras prioridades en este primer momento.

En una segunda fase, una vez que se relajen los miedos o cautelas del turista, o en el caso de que se desarrolle una vacuna en relativamente poco tiempo, se volvería a la situación normal. En ambas fases, la seguridad personal y de la sociedad que lo acoge deben ser elementos claves para la elección de un destino turístico. Canarias corre con ventaja en este sentido, siendo un destino europeo, conocido, cercano a los países emisores, seguro -en este caso refiriéndonos a nuestra sanidad-, con una temperatura media alta y donde el índice de contagios ha sido bajo con relación a las medias mundiales.

Acciones de comunicación y marketing. Es fundamental que instituciones y empresas turísticas se coordinen. Una comunicación efectiva será desarrollar y establecer campañas integradas de marketing en torno a mensajes sobre destinos, productos y cultura orientados a la seguridad del turista. Mensajes tranquilizadores, explicando todas las medidas que se están tomando para proteger a las personas. La oferta turística será tan abundante que la elección o no de un destino vendrá determinada por la duda de si puede ser disfrutado de manera segura o no.

Desde el punto de vista turístico nos encontramos ante un nuevo paradigma, que debemos comprender, aceptar y, posteriormente, adaptarnos. El Archipiélago saldrá adelante seguro, pero el tiempo que tardemos en conseguirlo dependerá de nosotros...