Los sentimientos son un profundo pozo lleno de contradicciones. Lo emocional, muchas veces, nos organiza la vida y nos convierte en mártires desesperados. Detrás de todo anhelo (hay algo o alguien) que nos pone el interior patas arriba.

El sentimentalismo, en determinados contextos nos desilusiona y nos destruye interiormente. ¿De qué sirve estar todo el día pensando en sentimientos si todo choca contra el muro de lo imposible? Claro que hay abrazos que abrasan, besos que consuelan y cuerpos que disuelven la pena, pero ahora no es el momento de pensar en ellos. La impotencia nos envilece, y rápido pone a su servicio a la desesperación; creo (según están las cosas) que debemos de ser menos "blandos" y hacernos más duros. La felicidad, tarde o temprano llega, pero mientras tanto (opinión subjetiva) lo mejor es callar y pensar. El silencio es boca entreabierta que ordena nuestro interior y nos besa de una manera ordenada... ¡Qué de formas hay de consolarse sin recurrir al sentimentalismo!

Creo que nos faltan las condiciones necesarias para abordar los peligros que vienen sin esperarlos. Ya hemos visto que la vida (en determinados momentos) es el dolor por donde circula la muerte; por esta razón, es importante la madurez emocional. De jóvenes podemos estar amodorrados junto al sentimentalismo, pero a determinada edad, debemos ser mérito que trabaja para ser héroes. Siempre he pensado que las personas que solo se agarran al amor son cobardes... Por lo tanto, creo, que lo que pensamos que es un concepto maravilloso, a veces nos traiciona. No hemos aprendido a ser valientes, hemos pensado que lo grave junto a la vanidad y el boato se difumina: y ya ven qué equivocados estábamos. Nos fallan los conocimientos intuitivos, los que reconocen la desembocadura de la adversidad, y son espada que reta sin servirse de idioteces. Entre ellas el estúpido sentimentalismo...

A día de hoy, mires por donde mires, todo es una aportación a la blandura. Y no, no podemos ser espíritu impregnado en blandura (tarde o temprano) se convierte en debilidad.

Hay una expresión muy nuestra, sí, es ordinaria, grosera y vulgar, pero exalta el valor y la lucha. Todos en los acontecimientos insólitos la hemos usado alguna vez... Me refiero a "con dos cojones". Pues consideremos la frase y salgamos urgentemente de los estados de ánimo que se escoran al sentimentalismo.

Por lo demás, solo me queda desearles fuerza y salud.