Las palabras se parecen a los seres vivos y se comportan como tales ya que nacen, crecen, se multiplican, envejecen y mueren. Como los seres vivos a veces también sufren maltrato o emigran y se convierten en inmigrantes en busca de asilo o de una residencia permanente. La lengua es el archivo adonde van a parar las experiencias, los saberes y creencias de una comunidad como bien nos enseñó Lázaro Carreter. Lo sabe y lo lleva a la práctica Rafael Alonso Solís, que cultiva ese jardín con conocimiento y sensibilidad para que fructifiquen variadas historias entresacadas de la realidad. En sus artículos se mezcla la objetividad periodística con las formas literarias pues todos sus textos no son solo de opinión condensada en un folio, poco más de 500 palabras, sino también una fórmula para aproximarse a la verdad.

Por peteneras (Ediciones Idea) consta de cien textos seleccionados de entre los más de cuatrocientos que fueron publicados semanalmente como columna periodística desde septiembre de 2007 hasta 2019 en Diario de Avisos y La Opinión de Tenerife. Si bien estos artículos no fueron escritos con la pretensión de ajustarse a temática alguna, cada uno de ellos ha sido "el resultado de una mirada a la realidad cotidiana desde el estado de ánimo y la lucidez relativa" de cada momento. El título, aparte de mostrar el gusto por el arte flamenco, posee el significado de decir algo inoportuno por estar alejado de lo políticamente correcto. El libro consta de cuatro partes y el rótulo de cada una de ellas refleja no solo las intenciones sino también la temática que aborda: "Entre la nada y las palabras", "Contra las banderas", "Retratos a distancia" y "Nostalgia y plata". Temas de actualidad como "las migraciones de la especie, los misterios que encierran la vida y la muerte, el rechazo a las cofradías religiosas, el desprecio hacia los nacionalismos, la indiferencia hacia las banderas y el reconocimiento -tardío, como el de la mayoría de los varones, puntualiza el autor- del feminismo como la fuerza que, tal vez, salve al mundo?" Hay crítica y también pensamiento, hay reflexión y juicios de valor. Argumenta y expone razones para que el lector decida pues lo invita a coger el testigo de la tesis, planteada en cada uno de los textos, y a pensar una vez finalizada la lectura. "Está la vida y está pensar sobre la vida, que es otra manera de recorrerla intensamente". Coincide Alonso Solís con esta aseveración de Adolfo Bioy Casares ya que estos escritos constituyen un recorrido vital en defensa de los valores humanos que tanto tienen que ver con los derechos de las personas. El escritor, sin pretenderlo, es la conciencia que nos recuerda el sufrimiento que padecen los migrantes, la infancia maltratada y todas aquellas injusticias que se cometen en nombre de lo que algunos llaman progreso o liberalismo. No rehúye ningún tema por escabroso que pudiera parecer, sea este político, religioso o científico. Ni la monarquía ni la iglesia, o las iglesias, quedan fuera de su mirada crítica. Estamos ante un escritor que tiene una concepción de la existencia basada en un pensamiento que afirma el valor y la dignidad del ser humano.

Rafael Alonso Solís es un hombre de ciencia (catedrático de Fisiología de la ULL hasta su reciente jubilación, además de haber trabajado como investigador en el Instituto Tecnológico de Massachusetts).

Siempre ha estado comprometido con la vida, la libertad y la cultura, lo que lo llevó a la dirección de la Cátedra Cultural Pedro García Cabrera y a manifestarse e implicarse sobre los problemas de nuestro tiempo. No hay en su trayectoria una ruptura académica y profesional entre ciencias y letras ya que participa de un humanismo que pone al ser humano en el centro del universo y en relación con la naturaleza. Todo esto implícita y explícitamente está contenido en estos escritos que salen de lo más hondo sin renunciar a la ironía ni al sarcasmo ni a la irreverencia.

Por culpa del coronavirus no han podido presentarse estas "peteneras" en Gran Canaria. Por cierto, esta enfermedad que estamos padeciendo me lleva a uno de los retratos que se hace en estas páginas, la del médico Luis Montes Mieza. En estos días aciagos está en boca de muchos por haber sido salvaguardia de la sanidad pública, las políticas de prevención en salud y la defensa del derecho a una muerte digna. "Con apellido de torero antiguo, a pesar del ejercicio de maledicencia y falsedad puesto en marcha contra él en 2005 por la mafia sanitaria que gobernaba la Comunidad de Madrid, que le acusó de sedaciones irregulares, era una persona pacífica, pacifista y entrañable". Como todos recordamos, la justicia en 2007 sobreseyó el caso aunque el daño ya estaba hecho. "Levantemos una copa y, con todo respeto y admiración, brindemos por Montes" y por todas las personas que trabajan para un pronto final de la pandemia. Y ojalá con ella se vaya también la epidemia de privatización de lo público y esas horribles palabras desaparezcan de la lengua.