La ultraderecha ya no está sola en su campaña contra Europa. La izquierda española, con Pedro Sánchez a la cabeza, se ha sumado a la indignación porque los países ricos no quieren asumir el costo de la crisis del coronavirus. En realidad esto es mentira y se los voy a explicar.

Toda Europa está dispuesta a que el Banco Central Europeo apoye de forma ilimitada e incondicional la deuda pública que los países deben asumir para superar el desastre económico que va a causar el coronavirus. De eso no hay ninguna duda. Lo que no quieren ni Alemania ni Holanda, entre otros, es que haya una emisión de deuda "colectiva" en la que todos los países respondan conjuntamente: los famosos "coronabonos".

"Estamos juntos en el mismo barco europeo. Hemos chocado contra un iceberg y ahora todos corremos los mismos riesgos. No hay tiempo para discusiones sobre supuestos pasajeros de primera o segunda clase". España ha lanzado su mensaje a Bruselas con titánicas evocaciones náuticas. Hay que poner dinero para impedir el naufragio. Pero desde Holanda se ha contestado con escasa poesía: "En España el euroescepticismo crece cada vez que no hay grandes respuestas económicas de la UE. Aquí ocurre lo contrario. El antieuropeísmo aumenta cuando hay rescates y ayudas".

Los países más pobres de Europa quieren que los más ricos paguen parte de su rescate de la gran crisis que vamos a enfrentar. Los pudientes del Norte, sin embargo, piensan que países como Italia y España, no han cumplido nunca los objetivos del déficit, han pedido una y otra vez que se les ampliara el margen de endeudamiento y que han seguido gastando mucho más dinero del que ingresaban realmente, sin ahorrar para los malos tiempos.

A nivel interno, en España, podemos escuchar como hay comunidades autónomas como Canarias que se niegan a que el superavit de sus ayuntamientos sea utilizado para salvar el trasero del Estado, porque se necesita aquí para la supervivencia. Cada comunidad tiene su propia deuda y se las entiende con ella. Y la solidaridad que le pedimos a los países ricos del norte no somos capaces de exigírsela a territorios ricos como el País Vasco y Cataluña que, con el apoyo de la izquierda, quieren quedarse con más pasta. ¿Cómo pedimos lo que ni siquiera somos capaces de darnos a nosotros mismos?

Lo previsible es que cada país termine asumiendo su propia deuda. Que las ayudas a España se canalicen a través del Banco Central Europeo y de la compra de deuda pública. Y habrá toda la ayuda que necesitemos, pero cada palo aguantará su vela. O sea, cada país asumirá sus propios costos para salir del hoyo.

Salimos desde una posición muy complicada, porque la deuda pública española es muy elevada. Como en Italia. Lo previsible es que nos tengamos que empeñar hasta las cejas, hipotecando la vida de nuestros tataranietos que tendrán que seguir pagando lo que nosotros nos vamos a gastar hoy. Y así y todo, la vida, en la posguerra del coronavirus, va a ser muy dura.