El miedo es especialista en atrapar novedades y convertirlas en malicia. Además, siempre está encantado de escuchar rumores y firma sentencias desde los balcones.

La esencia chismosa, por lo visto, es voz monótona y aburrida que no se apaga con ningún virus. ¡Al contrario! En efecto, el confinamiento a muchas personas las está convirtiendo en desesperados cotillas que contemplan todo desde un balcón con gesto ceñudo e inquisidor. Me parece lamentable que los niños y niñas autistas tengan que salir a la calle marcados para evitar que les tiren un huevo en la cabeza. Y ya puestos a decir, también me parece lamentable, que los odia perros estén pendientes de las veces que salen sus dueños a pasearlos. Ah, no me puedo olvidar de los que sin despeinarse ni un pelo, gritan desde los balcones "hijo de puta, ponte la mascarilla". ¿Y qué decir de los que insultan a las personas que van a trabajar? El confinamiento es columna en la que se apoya nuestra mente, y lo que no ha sido nunca "entusiasmo", no lo va a ser ahora. Sí, hay personas que basan su existencia en el cotilleo, y ahora (sonrío) lo tienen mejor que nunca. Además, al menos a mí me lo parece, muchos pecan de cínicos. Por el día dan por saco a todo el mundo, y por la tarde salen a aplaudir y a cantar como si tal cosa... Hay aplausos muy sinceros, pero otros, son vara de medir de doble rasero.

Las personas más dignas de admirar son las que a través de su silencio hablan con elocuencia. Los lamentos que nacen de la simplicidad son lágrima helada que unos días sonríe y otro llora. No, no me convencen. Un elevado entusiasmo no siempre es el borrador de una buena salud mental. Hay personas que frente a lo desconocido reaccionan con pavor e infantilismo. Debemos ser apuesta de futuro, los chismes y cotilleos están pasados de moda, no son propios de personas que piensan. Creo que son la palabra que da vida a los silencios y confunde lo precedido por la nada. La ignorancia crea hechos imaginarios para tener algo que decir. A la Gestapo de los balcones les diría: que se metan en su vida, y no increpen a nadie sin conocimiento de causa.