No es raro que cada uno de los miembros de una pareja se convierta un poco en el otro con el paso de los años. Les ocurre también a los amigos íntimos: que se ceden mutuamente tics y frases hechas. En cuanto a los conquistadores, no logran completar del todo su dominio si no se convierten, más o menos, en el pueblo conquistado. Todo esto viene a la pregunta que le hizo la hija de mi vecino a su padre el otro día:

-Papá, ¿somos ya China?

La niña, de diez años, posee la intuición de una joven de veinte. No podíamos fabricar nuestras camisetas y nuestro calzado deportivo y nuestras especialidades farmacéuticas, por citar solo tres productos, en China, sin mudarnos de manera sutil en chinos. También ellos, a lo largo de ese proceso, devinieron ligeramente europeos. Significa que el mundo se encuentra en un proceso de homogeneización que el Covid-19 ha venido a metaforizar perfectamente. Todos, a lo largo y ancho del mundo, somos en mayor o menor medida el coronavirus, del mismo modo que el coronavirus, al utilizar nuestras células para reproducirse, contiene ya algo de nosotros. La masa contiene grumos o tumores que irán ablandándose con el paso de las décadas.

La cosa funciona al modo de los vasos comunicantes, que tienden a igualar sus niveles. Ahora nos hallamos en ese proceso de equilibrio. Lo oriental y lo occidental se van entremezclando de manera insensible hasta que un día te despiertas y te dices: "¡Coño, si soy chino!". En ese mismo instante, un oriundo de Wuhan, se mira en el espejo y exclama: "¡Coño, si soy español!". Quien dice español dice francés o alemán, lo importantes es destacar la existencia de dos gigantescas colectividades que, al contrario de lo que sucede con el agua y el aceite, son susceptibles de fusionarse de tal modo que resulten muy difíciles de discriminar. Es posible, por ejemplo, que mientras entre nosotros desaparecen los movimientos obreros, existan en Oriente fábricas en las que se estén creando las primeras células de esas instituciones que se nos han ido por la red de tuberías de la globalización. Por una de esas tuberías llegó el virus a la totalidad de los vasos comunicantes de la realidad. No sé si me explico.